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Madhouse ~ [JongKey]
Título: Madhouse
Autor: LocketGirl<3 - Mio<3
Género: One - shot, AU, Drama, Romance.
Parejas: JongKey
Nota: Este es mi primer One-shot aqui, espero sea de su agrado, y les guste mi manera de escribir, tal vez mas adeltante viendo la respuesta de la gente me lanze a hacer un fic cortito, o mas one-shots..
He leido muchos fics de aqui, y la verdad amo leer Fics de SHINee<3 haha<3 Espero sea de su agrado y sin mas que decir...
A la luna le he contado cientos de veces, le he llorado y le he implorado. Pero jamás escucha. La oscuridad se aprovecha de mí, cada noche trato de escapar del gran pasillo que desea me quede atrapado en mis pesadillas. ¡SALVAME! Pues aquí no hay lógica, pues aquí no tengo a donde ir, pues no hay nadie en quien confiar, nadie a quien decir que estoy encerrado en este sitio contra mi voluntad.
Habitaciones blancas y olor a medicamentos, enfermeras en coquetos vestidos caminado por los grandes pasillos, jardines que por mas verdes que sean no hay color. Todo siempre tan callado, todo siempre tan perturbarte.
Aquí no hay quien responda con coherencia, no hay quien te vea directo a los ojos, siempre hablando de lo muy interesantes que son sus mundos imaginarios, babeando y gritando; ¿Por qué estoy aquí? Acaso, ¿me parezco al resto de estas personas? De todo el centro psiquiátrico soy el único que habla coherentemente, quien te mira con los ojos taladrantes, las enfermedades han dejado de medicarme, pues saben que todo esto es una farsa… ¡3 AÑOS! ¡3 PUTOS Y MALDITOS AÑOS VIVIENDO ENTRE MIERDA! ¡NO SOY UN ENFERMO MENTAL!
Mi nombre es Kim Jonghyun, he sido difamado, encerrado, burlado y torturado por personas a las que creía me amaban, he sido engañado por mi propia esposa, por mi hermano que cabe mencionar…eran amantes.
Yo era un abogado muy exitoso, mi trabajo no era el más limpio ni perfecto del mundo, pero para poder ser un abogado sobresaliente debes hacer muchas estafas y engaños, no estoy orgulloso de muchas cosas que he hecho, pero aun así, no merecía esto y más por mi propia sangre y por la mujer a la que le entrega mi confianza.
Día tras día, sospechaba que mi esposa me era infiel, que me veía la cara de estúpido, pero no lo era… (O eso creía) Ella me demando por agresión, por invención de un amante, le dijo al juez que había estado algo paranoico, hablando de cosas extrañas, alucinando y gritando hasta ser agresivo y poner en riesgo su vida. Tenían evidencia de todo.
Al final del juicio, el juez declaro que tenía problemas mentales, y me encarceló aquí. Cuando un par de policías me llevaban, mi ex esposa lloraba en brazos de mi hermano, los mire directamente y ellos me sonrieron.
El tiempo ha pasado tan lento en este lugar, nunca hablo con nadie, es un caso perdido y sinceramente me perturba, es bastante triste vivir en un centro como este, casi nade viene a visitarlos, se pudren en su habitación blanca y al final se mueren como vinieron al mundo, solos, pero al poco tiempo que alguien muere, otra persona suple su lugar, a veces más loco, a veces menos, pero siempre lo son.
Mi estado físico se ha deplorado mucho, aquí no puedo hacer pesas, pues son instrumentos de alto riesgo, no duermo pues los gritos en la noche son consecutivos y monstruosos, las ojeras purpuras cubren mi hermoso rostro… y mi ropa de marca fue cambiada por un camisón blanco percudido.
.
.
.
Una mañana, pareciera que olía distinta, la brisa entraba por mi ventada enrejada, algún pájaro cantaba a la distancia y parecía un poco más soleado.
Me levante algo angustiado, ¿A caso me estaré volviendo realmente loco, que ya me gusta este lugar? Me levante de la cama y mire desde mi puerta al corredor, todo estaba tan callado y silencioso, eso no era normal, para nada.
Camine un poco y nadie parecía estar en las habitaciones, un poco de frio se coló por una ventana y me helo hasta los huesos… ¿He muerto? Todo era demasiado bello, llegue hasta nuestro comedor y ahí estaba el.
Su cabello era tan dorado como el oro, su sonrisa tan pulcra y virginal, sus ojos eran sabios, atentos a todo, como los de un gato que sabe cuando cazarte, su cuerpo menudo y sensual, tan comestible.
Nunca haba sentido algo así, nunca había sentido que mi corazón latiera, y mucho menos excitarme de tan solo verlo… verlo…a un hombre.
El estaba contando un cuento a todos los internos, se movía ágilmente, pero no podía escuchar lo que decía, solo podía mirar sus dulces labios carnosos, tan rojos… ¿Me había enamorado? ¿Amor a primera vista? No podía entenderlo, a caso ¿la locura es contagiosa? No podía creerlo, yo me había enamorado de una mujer, ¿o solo la usaba para no sentirme solo?... no lo entiendo, no sé lo que está pasando, pero lo que se encuentra en medio de mis piernas es quien realmente sabe lo que quiere.
Me senté lejos, solo para poder verlo moverse, como su trasero podía verse tan delicioso con esos jeans apretados, aun teniendo una pequeña bata de doctor, luego de un momento me miro, nuestras miradas estaban esperando encontrase para hacer un destello de luz. Me guiñó.
.
.
.
Realidad.
Aquello había sido solo un sueño, ¿pero porque? Y sobre todo ¿Quién era él? Hace tiempo no sentía deseo por nada, ni siquiera por todas esas sexys enfermeras que van meneándose por ahí día con día. No tenía apetito sexual y mi corazón se había congelado. Me sentía tan pesado, como si un elefante estuviera acostado arriba de mí, en eso la puerta se abrió.
— Bien señor Kim, yo seré su nuevo doctor. – Cabello dorado. — Mi nombre es Kim Kibum. — Sonrisa virginal. — Al parecer no ha tomado sus medicamentos. — Lindo trasero. — Puedo saber ¿Por qué? Las enfermeras me dicen que batallan mucho con usted, y aun si tratan de hacer de todo usted no se toma sus pastillas.
— ¿Enserio quieres hablar de eso?
— ¿Perdón?
— Ya se lo he contado a todos los doctores que me visitan. No estoy enfermo. — Lo miraba fijamente, pues es algo que siempre les intimida. — He caído aquí por una mala jugada, pero cuando salga, juro me vengare. — Esto último lo susurre, pues no es lo que ningún doctor de loquero le gusta escuchar.
— He escuchado eso muchas veces en mi vida señor Kim. ¿Por qué he de creer en usted? — Me levante de la cama y me acerque mucho, lo encarcele entre la pared y yo, lo mire directo a los ojos, eran de un color precioso. — Mi nombre es Kim Jonghyun, mi esposa el día de mí nuestra boda me prometió en la riqueza y en la pobreza, para el mal y para el bien, en la salud y en la enfermedad. Pero no me quería a mí, quería a mi hermano y ellos querían algo mío, mi dinero. Mi hermano es un medico, obviamente iban a tener pruebas en todos lados, conocía a tanta gente, tanta policía y oficiales de seguridad… el siempre fue tan controlador. Caí, no fui lo suficientemente inteligente, me deje guiar por la confianza ciega que le tenía.
Las enfermeras no batallan conmigo, eso te dicen a ti para no entrar en problemas, pero ellas lo saben, doctores me han hecho tantos estudios y nunca salen nada, pero mi hermano siempre les da un fajo… ¿Usted quiere ese fajo? No importa lo bonito y sensual que usted sea, si quiere ese maldito y estúpido fajo, no quiero que vuelva a entrar en esta habitación. — Sonrió.
— Acaso ¿Crees que no lo sé? 3 años señor Kim, los chismes y la información viaja rápido, he venido a sacarte de aquí.
— Te meterás en problemas.
— Me he metido en muchos.
— ¿Por qué he de confiar en ti?
— Porque soy tu única salvación.
— ¿Me creerías si te dijera que anoche soñé contigo?
— Te lo creo tanto como que dijiste que era bonito y sensual. — Se mordió el labio y me guiño el ojo, me separe de él, sentándome en el borde de la cama.
— ¿Y cómo me sacaras?
— Eso no puedes saberlo, pero será hoy mismo.
— ¿Hoy?
— Lo que has escuchado, debes estar listo en la noche, no puedes echarte para atrás, debe ser rápido o alguien nos vera, nos vemos esta noche aquí. — Eso fue todo lo que dijo y se fue.
Mi corazón latía tan rápido, ¿A caso me lo has enviado tú querida luna? A quien de vez en cuando veo por mi ventana y le imploro, ¿Por fin me has enviado en alguien en quien confiar? Tu todo lo ves ¿cierto? Por favor, déjame salir de aquí.
.
.
.
Esa noche, era luna llena, se veía tan majestuosa por mi ventana, brillaba impresionantemente y parecía que me hablaba. Podía ver el rostro de Kibum en ella, su sonrisa y sus hermosos ojos. Definitivamente ella me lo ha enviado, es tiempo de salir de este lugar, y quien sabe, con él, todo puede pasar.
Alguien empezó a introducir la llave en la puerta, la abrió un poco y solo pude oír su voz susurrando “Rápido”, me escabullí en silencio por la puerta y me encontré que en toda aquella oscuridad, gritos y gemidos por fin algo brillaba más que la luna. Sus ojos.
Me tomo la mano, y mi corazón empezó a palpitar como adolecente enamorado, la apretó fuerte y me guio a la libertad. Después de unos minutos y unas cuantas puertas que impresionantemente encontramos abiertas, caí en cuenta que todas las enfermeras estaban involucradas en esto, ¿Por qué?
La brisa abrazo mi cara, y por fin pude respirar aire fresco, olía a tierra mojada, la mano que me sostenía parecía no querer dejarme ir nunca, voltea a mirarlo y él estaba perdido en mí, lo mire unos minutos, se volteo para mirar enfrente y me dijo: Cerca de aquí está mi apartamento.
No podía creerlo, podía ver el mundo real de nuevo, podía escuchar los carros pasar por las calles, verlos, tocarlos, podía ver los arboles, podía sentir el calor, podía ver todo en color de nuevo. Gracias a Kibum. Llegamos a su departamento me prestó algo de ropa, y nos sentamos en el comedor, a tomar algo de café (Por fin, algo que no es jugo de manzana) Tomaba la taza como si no quisiera que desapareciera, me pellizcaba a escondidas por temor a que fuese un sueño de nuevo, pero nada pasaba. La sonrisa de mi rostro no desaparecía. Te debo una Luna.
— Crees, ¿Qué es tiempo de que sepa porque me sacaste? — Miro su taza, estaba nervioso, no me había mirado desde que salimos del centro, podía notar sus mejillas rosadas y sus labios siendo apretados de una forma curiosa. Abrió un poco su boca…
— Te amo. — Me quede helado, ¿Como alguien que acababa de conocerme puede decir eso? ¿A caso no debí confiar en él? Y si me meto en problemas…y si…— Quiero decir que… siempre me has gustado, quizá no te acuerdes de mi, solo estuve el primer año que estabas en el centro, yo no soy médico, era un interno, que como tu estaba cautivo en un lugar en donde no podía desplegar mis alas. ¿Recuerdas al interno que siempre estaba en el jardín dibujando sin hablar con nadie? Ese era yo, pero tú nunca me veías. En ese primer año estabas tan deprimido que pocas veces salías fuera de tu habitación, pero yo si te veía, te veía en exceso, primero fue interés, y poco a poco, cada vez que te veía mi corazón latía fuertemente. Aquel interés se convirtió en gusto, y ese gusto se convirtió en amor, sin ninguna palabra, sin ningún contacto, solo un par de miradas, a esos ojos negros que brillan más que la luna.
— Kibum… — Me miro, esperando una respuesta, pero yo no sabía que decir. Si recordaba quien era, por eso recordaba sus ojos, porque la primera vez que cruzamos mirada, recuerdo haber pensado que eran hermosos, pero estaba tan sumido en todos mis problemas que nunca me di cuenta de lo bello que era. Soy tan egoísta, siempre lo he sido… ¿Sera este el momento de cambiar? ¿Sera esta mi última oportunidad?... Las lagrimas caían por mis mejillas, por fin era capaz de entenderlo, la vida me está dando una segunda oportunidad, para dejar de ser quien fui, para encontrar el amor, para vivir la vida que siempre merecimos…— Vivamos Kibum…— Tome su mano delicadamente y le di un dulce beso en ella. — Sabias, ¿Qué tus ojos son lo más hermoso que he visto en toda mi vida…? — Su rostro se ilumino y sonrió enormemente, se levanto de su silla y me beso, sus carnosos labios rosados contra los míos, en un momento a otro se humedeció, pues sus lagrimas también caían.
— He dibujado tantas veces estos labios, siempre quise besarlos. — Lo tome de la nuca y lo bese profundamente, debía recordar ese sabor por siempre, ese sabor a miel de él te que estaba tomando, el sabor de mi salvador, de mi amor a primer sueño, el sabor de mi segunda oportunidad, el sabor de mi nueva vida.
Me separe y guie mi boca a su oído y susurre…
— Lo que yo quiero no puedo decirlo, no sabes lo que me provocaste la primera vez que te vi.
— Para eso tendrás que esperar…
— Tengo toda una nueva vida por delante mi chico de cabellos dorados, si puedo sostener tu mano, esperare todo lo que me pidas.
— Bésame una vez más.
— Concedido.
Le he implorado, le he pedido y le he rogado, noche tras noche a la luna, y por fin, me ha escuchado.
-Fin-
Espero lindos comentarios<3 y sobretodo saber si les ha gustado. Gracias por leer<3
Autor: LocketGirl<3 - Mio<3
Género: One - shot, AU, Drama, Romance.
Parejas: JongKey
Nota: Este es mi primer One-shot aqui, espero sea de su agrado, y les guste mi manera de escribir, tal vez mas adeltante viendo la respuesta de la gente me lanze a hacer un fic cortito, o mas one-shots..
He leido muchos fics de aqui, y la verdad amo leer Fics de SHINee<3 haha<3 Espero sea de su agrado y sin mas que decir...
¡ Madhouse!
One-shot JongKey
One-shot JongKey
A la luna le he contado cientos de veces, le he llorado y le he implorado. Pero jamás escucha. La oscuridad se aprovecha de mí, cada noche trato de escapar del gran pasillo que desea me quede atrapado en mis pesadillas. ¡SALVAME! Pues aquí no hay lógica, pues aquí no tengo a donde ir, pues no hay nadie en quien confiar, nadie a quien decir que estoy encerrado en este sitio contra mi voluntad.
Habitaciones blancas y olor a medicamentos, enfermeras en coquetos vestidos caminado por los grandes pasillos, jardines que por mas verdes que sean no hay color. Todo siempre tan callado, todo siempre tan perturbarte.
Aquí no hay quien responda con coherencia, no hay quien te vea directo a los ojos, siempre hablando de lo muy interesantes que son sus mundos imaginarios, babeando y gritando; ¿Por qué estoy aquí? Acaso, ¿me parezco al resto de estas personas? De todo el centro psiquiátrico soy el único que habla coherentemente, quien te mira con los ojos taladrantes, las enfermedades han dejado de medicarme, pues saben que todo esto es una farsa… ¡3 AÑOS! ¡3 PUTOS Y MALDITOS AÑOS VIVIENDO ENTRE MIERDA! ¡NO SOY UN ENFERMO MENTAL!
Mi nombre es Kim Jonghyun, he sido difamado, encerrado, burlado y torturado por personas a las que creía me amaban, he sido engañado por mi propia esposa, por mi hermano que cabe mencionar…eran amantes.
Yo era un abogado muy exitoso, mi trabajo no era el más limpio ni perfecto del mundo, pero para poder ser un abogado sobresaliente debes hacer muchas estafas y engaños, no estoy orgulloso de muchas cosas que he hecho, pero aun así, no merecía esto y más por mi propia sangre y por la mujer a la que le entrega mi confianza.
Día tras día, sospechaba que mi esposa me era infiel, que me veía la cara de estúpido, pero no lo era… (O eso creía) Ella me demando por agresión, por invención de un amante, le dijo al juez que había estado algo paranoico, hablando de cosas extrañas, alucinando y gritando hasta ser agresivo y poner en riesgo su vida. Tenían evidencia de todo.
Al final del juicio, el juez declaro que tenía problemas mentales, y me encarceló aquí. Cuando un par de policías me llevaban, mi ex esposa lloraba en brazos de mi hermano, los mire directamente y ellos me sonrieron.
El tiempo ha pasado tan lento en este lugar, nunca hablo con nadie, es un caso perdido y sinceramente me perturba, es bastante triste vivir en un centro como este, casi nade viene a visitarlos, se pudren en su habitación blanca y al final se mueren como vinieron al mundo, solos, pero al poco tiempo que alguien muere, otra persona suple su lugar, a veces más loco, a veces menos, pero siempre lo son.
Mi estado físico se ha deplorado mucho, aquí no puedo hacer pesas, pues son instrumentos de alto riesgo, no duermo pues los gritos en la noche son consecutivos y monstruosos, las ojeras purpuras cubren mi hermoso rostro… y mi ropa de marca fue cambiada por un camisón blanco percudido.
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Una mañana, pareciera que olía distinta, la brisa entraba por mi ventada enrejada, algún pájaro cantaba a la distancia y parecía un poco más soleado.
Me levante algo angustiado, ¿A caso me estaré volviendo realmente loco, que ya me gusta este lugar? Me levante de la cama y mire desde mi puerta al corredor, todo estaba tan callado y silencioso, eso no era normal, para nada.
Camine un poco y nadie parecía estar en las habitaciones, un poco de frio se coló por una ventana y me helo hasta los huesos… ¿He muerto? Todo era demasiado bello, llegue hasta nuestro comedor y ahí estaba el.
Su cabello era tan dorado como el oro, su sonrisa tan pulcra y virginal, sus ojos eran sabios, atentos a todo, como los de un gato que sabe cuando cazarte, su cuerpo menudo y sensual, tan comestible.
Nunca haba sentido algo así, nunca había sentido que mi corazón latiera, y mucho menos excitarme de tan solo verlo… verlo…a un hombre.
El estaba contando un cuento a todos los internos, se movía ágilmente, pero no podía escuchar lo que decía, solo podía mirar sus dulces labios carnosos, tan rojos… ¿Me había enamorado? ¿Amor a primera vista? No podía entenderlo, a caso ¿la locura es contagiosa? No podía creerlo, yo me había enamorado de una mujer, ¿o solo la usaba para no sentirme solo?... no lo entiendo, no sé lo que está pasando, pero lo que se encuentra en medio de mis piernas es quien realmente sabe lo que quiere.
Me senté lejos, solo para poder verlo moverse, como su trasero podía verse tan delicioso con esos jeans apretados, aun teniendo una pequeña bata de doctor, luego de un momento me miro, nuestras miradas estaban esperando encontrase para hacer un destello de luz. Me guiñó.
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Realidad.
Aquello había sido solo un sueño, ¿pero porque? Y sobre todo ¿Quién era él? Hace tiempo no sentía deseo por nada, ni siquiera por todas esas sexys enfermeras que van meneándose por ahí día con día. No tenía apetito sexual y mi corazón se había congelado. Me sentía tan pesado, como si un elefante estuviera acostado arriba de mí, en eso la puerta se abrió.
— Bien señor Kim, yo seré su nuevo doctor. – Cabello dorado. — Mi nombre es Kim Kibum. — Sonrisa virginal. — Al parecer no ha tomado sus medicamentos. — Lindo trasero. — Puedo saber ¿Por qué? Las enfermeras me dicen que batallan mucho con usted, y aun si tratan de hacer de todo usted no se toma sus pastillas.
— ¿Enserio quieres hablar de eso?
— ¿Perdón?
— Ya se lo he contado a todos los doctores que me visitan. No estoy enfermo. — Lo miraba fijamente, pues es algo que siempre les intimida. — He caído aquí por una mala jugada, pero cuando salga, juro me vengare. — Esto último lo susurre, pues no es lo que ningún doctor de loquero le gusta escuchar.
— He escuchado eso muchas veces en mi vida señor Kim. ¿Por qué he de creer en usted? — Me levante de la cama y me acerque mucho, lo encarcele entre la pared y yo, lo mire directo a los ojos, eran de un color precioso. — Mi nombre es Kim Jonghyun, mi esposa el día de mí nuestra boda me prometió en la riqueza y en la pobreza, para el mal y para el bien, en la salud y en la enfermedad. Pero no me quería a mí, quería a mi hermano y ellos querían algo mío, mi dinero. Mi hermano es un medico, obviamente iban a tener pruebas en todos lados, conocía a tanta gente, tanta policía y oficiales de seguridad… el siempre fue tan controlador. Caí, no fui lo suficientemente inteligente, me deje guiar por la confianza ciega que le tenía.
Las enfermeras no batallan conmigo, eso te dicen a ti para no entrar en problemas, pero ellas lo saben, doctores me han hecho tantos estudios y nunca salen nada, pero mi hermano siempre les da un fajo… ¿Usted quiere ese fajo? No importa lo bonito y sensual que usted sea, si quiere ese maldito y estúpido fajo, no quiero que vuelva a entrar en esta habitación. — Sonrió.
— Acaso ¿Crees que no lo sé? 3 años señor Kim, los chismes y la información viaja rápido, he venido a sacarte de aquí.
— Te meterás en problemas.
— Me he metido en muchos.
— ¿Por qué he de confiar en ti?
— Porque soy tu única salvación.
— ¿Me creerías si te dijera que anoche soñé contigo?
— Te lo creo tanto como que dijiste que era bonito y sensual. — Se mordió el labio y me guiño el ojo, me separe de él, sentándome en el borde de la cama.
— ¿Y cómo me sacaras?
— Eso no puedes saberlo, pero será hoy mismo.
— ¿Hoy?
— Lo que has escuchado, debes estar listo en la noche, no puedes echarte para atrás, debe ser rápido o alguien nos vera, nos vemos esta noche aquí. — Eso fue todo lo que dijo y se fue.
Mi corazón latía tan rápido, ¿A caso me lo has enviado tú querida luna? A quien de vez en cuando veo por mi ventana y le imploro, ¿Por fin me has enviado en alguien en quien confiar? Tu todo lo ves ¿cierto? Por favor, déjame salir de aquí.
.
.
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Esa noche, era luna llena, se veía tan majestuosa por mi ventana, brillaba impresionantemente y parecía que me hablaba. Podía ver el rostro de Kibum en ella, su sonrisa y sus hermosos ojos. Definitivamente ella me lo ha enviado, es tiempo de salir de este lugar, y quien sabe, con él, todo puede pasar.
Alguien empezó a introducir la llave en la puerta, la abrió un poco y solo pude oír su voz susurrando “Rápido”, me escabullí en silencio por la puerta y me encontré que en toda aquella oscuridad, gritos y gemidos por fin algo brillaba más que la luna. Sus ojos.
Me tomo la mano, y mi corazón empezó a palpitar como adolecente enamorado, la apretó fuerte y me guio a la libertad. Después de unos minutos y unas cuantas puertas que impresionantemente encontramos abiertas, caí en cuenta que todas las enfermeras estaban involucradas en esto, ¿Por qué?
La brisa abrazo mi cara, y por fin pude respirar aire fresco, olía a tierra mojada, la mano que me sostenía parecía no querer dejarme ir nunca, voltea a mirarlo y él estaba perdido en mí, lo mire unos minutos, se volteo para mirar enfrente y me dijo: Cerca de aquí está mi apartamento.
No podía creerlo, podía ver el mundo real de nuevo, podía escuchar los carros pasar por las calles, verlos, tocarlos, podía ver los arboles, podía sentir el calor, podía ver todo en color de nuevo. Gracias a Kibum. Llegamos a su departamento me prestó algo de ropa, y nos sentamos en el comedor, a tomar algo de café (Por fin, algo que no es jugo de manzana) Tomaba la taza como si no quisiera que desapareciera, me pellizcaba a escondidas por temor a que fuese un sueño de nuevo, pero nada pasaba. La sonrisa de mi rostro no desaparecía. Te debo una Luna.
— Crees, ¿Qué es tiempo de que sepa porque me sacaste? — Miro su taza, estaba nervioso, no me había mirado desde que salimos del centro, podía notar sus mejillas rosadas y sus labios siendo apretados de una forma curiosa. Abrió un poco su boca…
— Te amo. — Me quede helado, ¿Como alguien que acababa de conocerme puede decir eso? ¿A caso no debí confiar en él? Y si me meto en problemas…y si…— Quiero decir que… siempre me has gustado, quizá no te acuerdes de mi, solo estuve el primer año que estabas en el centro, yo no soy médico, era un interno, que como tu estaba cautivo en un lugar en donde no podía desplegar mis alas. ¿Recuerdas al interno que siempre estaba en el jardín dibujando sin hablar con nadie? Ese era yo, pero tú nunca me veías. En ese primer año estabas tan deprimido que pocas veces salías fuera de tu habitación, pero yo si te veía, te veía en exceso, primero fue interés, y poco a poco, cada vez que te veía mi corazón latía fuertemente. Aquel interés se convirtió en gusto, y ese gusto se convirtió en amor, sin ninguna palabra, sin ningún contacto, solo un par de miradas, a esos ojos negros que brillan más que la luna.
— Kibum… — Me miro, esperando una respuesta, pero yo no sabía que decir. Si recordaba quien era, por eso recordaba sus ojos, porque la primera vez que cruzamos mirada, recuerdo haber pensado que eran hermosos, pero estaba tan sumido en todos mis problemas que nunca me di cuenta de lo bello que era. Soy tan egoísta, siempre lo he sido… ¿Sera este el momento de cambiar? ¿Sera esta mi última oportunidad?... Las lagrimas caían por mis mejillas, por fin era capaz de entenderlo, la vida me está dando una segunda oportunidad, para dejar de ser quien fui, para encontrar el amor, para vivir la vida que siempre merecimos…— Vivamos Kibum…— Tome su mano delicadamente y le di un dulce beso en ella. — Sabias, ¿Qué tus ojos son lo más hermoso que he visto en toda mi vida…? — Su rostro se ilumino y sonrió enormemente, se levanto de su silla y me beso, sus carnosos labios rosados contra los míos, en un momento a otro se humedeció, pues sus lagrimas también caían.
— He dibujado tantas veces estos labios, siempre quise besarlos. — Lo tome de la nuca y lo bese profundamente, debía recordar ese sabor por siempre, ese sabor a miel de él te que estaba tomando, el sabor de mi salvador, de mi amor a primer sueño, el sabor de mi segunda oportunidad, el sabor de mi nueva vida.
Me separe y guie mi boca a su oído y susurre…
— Lo que yo quiero no puedo decirlo, no sabes lo que me provocaste la primera vez que te vi.
— Para eso tendrás que esperar…
— Tengo toda una nueva vida por delante mi chico de cabellos dorados, si puedo sostener tu mano, esperare todo lo que me pidas.
— Bésame una vez más.
— Concedido.
Le he implorado, le he pedido y le he rogado, noche tras noche a la luna, y por fin, me ha escuchado.
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