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What Do I Do? (2min)
Espero que les guste, un saludo a todos :)
A veces pienso, que debería decirte todo lo que en mi corazón esta, los sentimientos de amor, esos que salen hasta de los poros de mi piel cuando estás cerca…
A veces te detesto por hacerme sentir esto…
A veces pienso que….
Taemin arrugó la hoja de papel donde plasmaba tales palabras, sus sentimientos. Como lo hacía ya desde un año cuando lo conoció, desde que sentía que nada sería igual si no lo tenía cerca, escribiendo para desahogarse.
Echó su espalda hacia tras en la silla en la que permanecía sentado para mirar el techo de su habitación y acomodar sus pensamientos, el lapicero azul con el que escribía se paseaba entre sus dedos, impacientes por poder garabatear más palabras, pero detenidos por el cúmulo de sentimientos en su corazón. Sus pies lo empujaban hacia delante y hacia tras, ni mucho ni poco, solo para evitar que cayera de la silla. Sopló el flequillo que le llegaba hasta la altura de los ojos. Tocó su cabello con suavidad y recuerda la vez que Minho lo halaga por el estupendo tono que escogió: Rojo.
“Rojo”
Taemin platicaba con Minho, recostados bajo un árbol en el parque cerca de sus casas, a dos cuadras no más. El mismo al que les gustaba ir desde que se hicieron amigos, hace dos años cuando ambos iniciaban la preparatoria. Se quedaban por horas para hablar de sus vidas, de sus familias, de la escuela, de los lugares a donde iban a vacacionar, la ropa que compraban, la comida que les gustaba y que curiosamente coincidían tanto en sus favoritas como en las que nunca desearían probar.
Reían y bromeaban de la apariencia del otro.
—Hyung tus ojos parecen de Rana —tocó el parpado haciendo que el mayor los cerrara por inercia.
—Y tú tienes cara de niña… —le apretó los cachetes haciendo que se quejara de dolor. Rio por ver la mueca que su amigo hacía cuando estiraba esas mejillas rosadas.
—Pero es mi belleza natural—Taemin hizo una pose de diva, colocando las manos en sus caderas—, en cambio tus ojos te hacen ver como una rana extraña ja ja — le revolvió el cabello con las manos, enredándolos en sus dedos —. Rana extraterrestre.
Minho se giró y quedó sobre Taemin, lo apretó con las piernas para tratar de alcanzar sus costados entre los manotazos que este le propinaba para evitar que llevara a cabo su plan. Las manos de cada uno luchaban para ganar la batalla de “quien caerá primero”. Esos eran sus juegos, sus mimos, su relación de amigos, y a ninguno le disgustaba hacer esas muestras de cariño frente a los ojos de cualquiera, no les importaba, por algo eran amigos, por algo había confianza, por algo es que se querían como hermanos.
O eso es lo que pensó Taemin en un principio.
En un descuido del menor Minho lo tomó de las caderas y empezó con las cosquillas, de arriba abajo, sobre sus costillas. Tae no podía parar de reír hasta el punto en que su estómago se contraía provocándole dolor, un dolor agradable, provocada por las manos más cálidas que ha tenido la dicha de tocar. Cerró los ojos, las lágrimas humedecieron sus ojos y sus risas apenas lo dejaban respirar.
Repentinamente las cosquillas pararon y pudo tomar un poco de aire, fue abriendo los ojos muy despacio, solo para ver como las manos de su mejor amigo lo tomaban del rostro acercándose más y más hasta que sus miradas se encontraron. Se quedó paralizado ante la bella imagen que tenía delante de él. Un Minho rodeado de un umbral de luz que se colaba por las ramas de ese árbol, con la piel brillándole como si fuera alguna especie de estrella humana, con su mirada profunda fija en él, diciéndole que no tratara de escapar.
—Resalta tu piel…
— ¿Q…qué? —apenas dejó escapar como un suspiro, pues hasta las palabras se negaban a ser pronunciadas.
—El tono rojo —tomó el flequillo del menor deslizando los dedos en cada fibra cuidadosamente colorada —este cabello a nadie más podría quedarle así de genial…el rojo vivo.
Estas eran las situaciones en que Taemin reafirmaba lo que sentía por su amigo, donde cada toque era como dinamita a punto de explotar y en el que él mismo se encargaba de cortar la mecha antes de que algo “malo” sucediera.
—Me parece algo exagerado —retiró la mano de su hyung con un manotazo y se incorporó, sentándose con la mirada gacha, con la respiración nuevamente acelerada y los nervios a punto de salírsele por los poros de su piel.
— ¿Exagerado? Es perfecto para ti —tomó el mentón del menor, en un toque suave y delicado lo hizo mirarlo —. “El rojo Taemin”.
Ahí estaba la sonrisa que amaba ver cada mañana, esa por la que se levantaba temprano para llegar a la escuela y ser recibido con tan bonita expresión. Eso en definitiva le alegraba el día sin importar cuantas cosas malas ocurrieran. Todo de él es bonito, todo de él es brillante, podría haber una gran tormenta dónde un rayo de sol se perdiera iluminando hasta el rincón más oscuro, eso es lo Minho significa para él, por eso lo considera el sol de su vida.
—Gra…gracias —fue lo único que pudo decir.
—Minho… —dijo en un suspiro.
Se levantó de su silla, cerro la libreta donde escribía tan emotivas palabras. Miro el reloj que tenía en su escritorio, ya eran las 9 pm. Había pasado su domingo entero tratando de sacar sus sentimientos en frases que a su parecer todavía no lograban descargar su frustración.
La frustración de guardar un secreto que literalmente lo mataba.
Choi Minho, el chico con el corazón más dulce que había conocido, su mejor amigo, su casi hermano. No podía dejar de amarlo con todas sus fuerzas.
El responsable de que desde hace un año no pueda escribir canciones ni mucho menos sus frases e historias que reflejaban claramente lo que sentía, no podía, no como lo hacía antes; el responsable de que ni siquiera pueda concretar sus sentimientos en papel.
—Rana estúpida —dijo al momento en que se dejó caer sobre su cama.
Enterró la cara sobre la almohada dejando escapar sus bufidos en contra de su mejor amigo. Detestaba pasar sus días pesando en él, todo de él. En la sonrisa tan radiante que le regalaba, en sus dientes perfectamente alineados y blancos, en sus ojos cafés y el brillo tan especial que emitían. En sus largas pestañas, su cabello ligeramente ondulado.
En su figura, su bien proporcionado y esculpido cuerpo, que le basto ver solo una vez sin camiseta cuando jugaba futbol, para sentir que estallaría por el calor que produjeron sus pensamientos impuros. No pudo evitar que su cerebro sacara del banco de sus imágenes la más reciente foto de Minho sin playera, la del viernes pasado cuando acababa de terminar el partido contra la preparatoria vecina. No, nunca podría borrar esa imagen del moreno empapado en sudor, con la piel canela brillándole y las gotas cayendo por su pectoral hasta los músculos abdominales.
(Se ruborizo por ello).
En su voz grave y a la vez dulce que lo llama con amabilidad.
En lo que estará haciendo en estos precisos momentos en que pronuncia su nombre, en con quien estará, ¿su familia? ¿Sus amigos? ¿O…una chica?
—¡¡¡AH!!! —Gritó desesperado, jalándose los cabellos —. Tonto…tonto Taemin, deja de pensar en él.
—Tae cariño ¿Estas bien? —la madre del chico entró asustada al escuchar el grito.
—Si…si mamá, discúlpame es que creí ver una cucaracha…y…
—Ya se amor —la mujer se encaminó hacía él con una sonrisa en el rostro y se sentó a su costado sobre la cama —no te agradan los bichos.
—Me dan miedo —fingió su cuerpo temblar haciendo que su madre se carcajeara. Ella le revolvió el cabello.
Miro a su hijo con algo de desconcierto.
— ¿Pasa algo mamá? —Tae le tomó la mano al notar la expresión de su rostro, su madre es muy alegre y no suele mostrarse seria a menos que…
—Tengo una noticia que darte.
—No me asustes... ¿pasó algo malo?
—Ah…no cariño —río—, no te asustes no es nada malo pero…es importante, una noticia muy buena para ti. Esto es definitiva ayudara en tu futuro.
Taemin caminaba por los pasillos de la escuela, dirigiéndose como cada mañana a su solón de clases, pero esta vez con la mirada gacha y los ojos llenos de tristeza. La noticia que su madre le dio ayer por la noche ciertamente es, fantástica y mala a la vez, tanta fue su impresión que no durmió en toda la noche pensando en las diferentes posibilidades de que eso no sucediera, no ahora.
A lo lejos vio lo que siempre le hacía querer salir corriendo a otro lugar, para tener que apretarse el pecho en el lugar del corazón. Como todos los días, Taemin tenía que observar como Minho suspiraba por la chica que probablemente le gustaba. La chica linda de ojos marrones que le sonreí tiernamente a su hyung y que provocaba que luego de tener un encuentro con ella, al alto fuera corriendo con él para platicarle lo bien que se sentía cuando ellos conversaban, cuando ellos reían y de lo mucho que le gustaría tener una chica como ella.
Una sensación tan familiar. Como no entenderlo.
Los vio en el otro lado del pasillo, riendo como si el día fuera totalmente esplendoroso y propicio para que ellos estén juntos. El sol brilla, el ambiente es fresco y ellos se ven tan…felices.
Su martirio, de todos los días: el deseo de correr y separarlos, gritar que nadie se le acercará, que nadie se atreva a ver con otros ojos a Choi Minho porque tendría que enfrentar su ira y sus celos.
Si, Taemin estaba sumamente celoso de esa chica, por poder hablar abiertamente con él, por poder hablar de sentimentalismos y problemas de corazón con él, por el simple hecho de ser mujer y tener la posibilidad de formar la relación más normal de la sociedad y no una extraña como lo haría con Taemin.
Apretó sus manos en puños. Reprimiendo las ganas de llorar. Agachó la mirada para no ver más y dejar de sufrir momentáneamente.
— ¡Taemin! —gritó desde el final del pasillo su primer mejor amigo.
El amigo incondicional que conoció en la secundaria, el chico que se proclamó su protector y consejero personal. El único que podía entender cómo se siente en estos momentos.
—Hola key —contestó sin muchas ganas—. Veo que siempre si teñiste tu cabello
—Claro…ya me había cansado de ser pelinegro el rubio me… ¡wow!… ¿quien murió para que tengas esa cara? —bromeó al ver el rostro de su amigo
—Nadie key, nadie —desvió la mirada, dio un paso para continuar su caminata pero fue detenido por las manos del rubio.
—Taemin —lo llamó con voz seria—. ¿A caso no me tienes confianza? —no podía engañarlo a él, nunca pudo desde que se conocieron, de una u otra forma sabía que su amigo le sacaría toda la información.
—No…es eso —respiró profundo —. Es que…
— ¡Hey Lee!
Reconoció la voz que lo llamaba, como no hacerlo si lo haría a Kilómetros de distancia, el tiempo que han sido amigos hizo que pudiera. De un segundo a otro cambio ese rostro desolado a una gran sonrisa, en un día normal eso no sería problema, pero hoy tuvo que sobre esforzarse para fingir estar bien. Después de todo se había vuelto un experto en ello, fingir siempre delante de él que todo está bien.
Key rodó los ojos, ya sabía cómo actuaria Taemin frente al “amor de su vida”
—Hola Minho hyung.
—Lee Taemin cuando te propones esconderte de mí lo consigues —le dio un golpecito en el pecho. El menor pensó en que la sonrisa del alto no podía ser más radiante, precisamente ahora que sus conflictos emocionales no lo dejaban ni respirar. Minho se acercó lo suficiente para rozar sus narices.
— ¿P…por qué lo dice Hyung?—sus nervios lo traicionaban cada que estaba tan cerca de él. Las manos le empezaron a temblar y el corazón a palpitar como loco.
—Porque nos anoté como compañeros de laboratorio —sonrió—. Sé que debí preguntarte antes, pero como no te encontraba en el salón y la maestra pidió que las parejas se apuntaran…pues no tuve otra opción, no aceptaría a otro que no seas tú.
“…no aceptaría a otro que no seas tú…”
Taemin pensó: Que la persona que amas te diga eso cuando no sabe de tus sentimientos es simplemente, doloroso.
—Gracias por considerarme hyung —rio con él, no pudo hacer otra cosa.
El timbre que indicaba el inicio de las clases se escuchó. Minho lo tomó de la mano y lo llevó hacia el interior del aula.
El rubio solo negó con la cabeza al presenciar toda la escena —. Tonto Choi —dijo al entrar de tras de ellos.
La hora del receso llegó. Todos los alumnos se dirigían hacia la puerta para ir a la cafetería. Como era costumbre, Minho iba con Taemin y key a desayunar, sus personas más preciadas. Se le había hecho una manía llevarse al menor de la mano por toda la escuela, y cuando desayunaban, lo sentaba a su lado, siempre a su lado.
El rubio desde hace mucho se dio cuenta de lo que su amigo sentía por el alto, no era tan tonto para no percatarse de la actitud de Tae, pero ahora mismo le preocupa esa tristeza escondida con sonrisas, no podría ser nada bueno.
—Vamos a desayunar Tae…—dijo el alto con mucha alegría.
—Claro…hyung —se levantó de su silla a duras penas. Minho fue hasta la banca del menor, pero antes de que pudiera llevárselo, el rubio lo tomo de la mano.
—Hoy Taemin y yo tenemos una conversación pendiente —sonrió—, te veremos al rato Minho.
— ¡Pero key, tenía algo importante que…!
Salieron corriendo del salón sin terminar de escuchar lo que gritó Minho. Llegaron hasta los jardines de la escuela donde había algunas bancas de madera, ambos chicos se sentaron.
—Key eso fue grosero…sabes que hyung…
— ¡Yah! ¡Déjalo por un rato! —lo regañó—. Un día que se separe de ti no le hará daño.
Tae agacho la cabeza, no podía contra esas palabras. “Un día que se separen”
—Tal vez él pueda vivir más de un día sin mí, pero yo no creo lograrlo si no lo tengo cerca.
—Explícate —key tomó de la mano a su amigo para darle la confianza de hablar, pues u comentario sólo termino por asustarlo más —. Vamos Tae, dime que pasa, no me agrada verte de esta manera…me preocupas.
Taemin le explicó a detalle lo que su madre le anunció la noche anterior, trataba de que su voz no se rompiera mientras terminaba sus frases, aunque eso lo llevaba intentando desde el mismo instante que lo supo y no había podido lograrlo.
— ¡¿Qué?! —dijo key.
Miró al rubio que estaba totalmente sorprendido, queriendo derramar lágrimas de un momento a otro. Pasaron algunos segundos de silencio, hasta que su amigo lo tomó por los hombros, haciendo que lo mirará a los ojos.
—Tienes que declararte ya —más que una petición, fue una orden.
—Key por favor —dijo con cansancio. Se levantó de golpe llevándose las manos a la cabeza—. Sería una pérdida de tiempo, él no me ama, para él soy solo su amigo, su fiel amigo…al que le confía sus penas, sus alegrías, en quien confía cuando necesita un consejo o se mete en algún problema —sus ojos se cristalizaron—, el que jamás podría traicionarlo con algo como esto.
—Esto no es una traición —lo abraza—. Sería una verdadera traición si no le dices lo que sientes, el merece saber la verdad de tus sentimientos, ¡ya basta de que estés de tras de él, persiguiendo lo que no sabes si se volverá realidad o no! —key hizo el abrazo más fuerte—. Si no hablas con él a medida que pase el tiempo, tus propios sentimientos te destruirán.
—Pero yo lo amo key…si le digo seguro me alejaría de su lado…no soportaría eso…no viviría si no lo tengo con migo —al fin rompió en llanto.
—Tae, habla por tu propio bien —suspiró—. Si él es realmente para ti te corresponderá, si no, es que nunca lo fue y tendrás que dejarlo ir.
Pasó alrededor de una semana desde aquella plática. Una semana en donde Taemin parecía no encontrar una solución a sus problemas. Una semana más de su vida donde tuvo que fingir delante de Minho que la cara triste y cansada que a veces notaba en él, eran por insomnio y debilidad.
Una semana más donde apenas soportaba que el “sol de su vida” sea tan amable y gentil, hasta hacerlo llorar de desesperación por las noches en su habitación, sobre su cama, con la misma libreta y lapicero azul que no formaban frases y que solo parecían burlarse de él por no poder desahogarse.
Una semana más de ser compañeros de laboratorio y tener que resistirse a la tentación de tocarlo, de abrazarlo, de besarlo, de brincar en sus brazos y gritarle lo mucho que lo necesita, lo mucho que desea que le corresponda, de decirle que por él podría hacer las locuras más grandes de su vida.
Una semana más de vivir y desvivirse por él. Una semana más de mirarlo a sus ojos y ver la luz de su vida. Una semana más de tomarse las manos solo en plan de amigos.
Una semana más de esconder los latidos que su corazón emitía casi como un grito.
Una semana donde tuvo que soportar las risas de la que posiblemente se convertiría en la novia de Minho. Lo que más le dolía.
Una semana más…y la última que probablemente tenga para hablar o callar para siempre, pues hoy es viernes por la mañana, la mañana que su madre le indicó que tenía que arreglar cualquier asunto que pudiese quedar pendiente. Mañana seria su ultimo día, su única y última oportunidad.
Estaban en su taller de laboratorio, trabajando como comúnmente lo hacían. Taemin miró a su hyung de reojo, escribiendo en su libreta muy concentrado, admirando su rostro, grabándose en la memoria cada rasgo facial posible. Suspiró. Había tomado la decisión de hablar, aunque fuese la última vez que probablemente lo haga.
—Minho hyung —lo llamó con una sonrisa tierna.
—Dime Taemin —habló pausado.
— ¿Mañana podría acompañarme a un lugar?
— ¿Me estas pidiendo una cita? —sonrió—. Te advierto que no soy un chico fácil.
Tae fingió una sonrisa.
—No creo que lo sea. Pero es importante, diga que sí —juntó las manos en forma de súplica, haciendo un lindo puchero, de esos que a Minho le gustan.
—Si haces esas caras sabes que no puedo negarme —le revolvió el cabello—. Está bien, salgamos mañana. Sólo espero que sea a un lugar divertido.
—Sí, yo también lo espero —susurró.
Las clases transcurrieron normales, cuando llegó el final del día, salió de la escuela a toda prisa hasta su casa. Apenas llego subió a su habitación sin siquiera comer algo, apenas y saludo a su madre quien cocinaba muy alegre.
Se aventó a su cama para mirar el techo una vez más. Sentía su respiración acelerada por la caminata y porque la ansiedad de que la mañana llegase rápido, lo consumía.
—Solo tienes que esperar —se dijo a sí mismo.
Miró por la ventana junto a su cama. Vio los colores del cielo, en tonos naranjas que se desvanecían poco a poco pues la noche iba llegando para oscurecer todo. Sus ojos miraban los rayos de sol, se perdieron en la gama de colores. De repente una palabra llegó a su mente, luego otra, otra más y había formado una frase completa.
Brincó de la cama para ir a su escritorio, sacando del cajón su libreta y lapicero azul, que hasta le daba la impresión de que lo esperaban ansiosos por que los tomase y que dejaron las burlas a cambio de trabajar en sus ideas.
Se sentó, abrió la libreta y escribió, escribió todo lo que venía a su mente, escribió al fin lo que su corazón le dictaba que era lo que realmente sentía. Mente y corazón fueron francos, tanto que se hicieron amigos.
Se le fue la noche llegando a la madrugada. El resultado fue una canción y una carta con dedicatoria. Las ojeras apenas lo dejaban releer para corregir alguna falla, cuando terminó, guardó la carta en un sobre de color azul cielo. La hoja donde escribió la canción la arrancó y guardó en su mochila. Cansado por liberar sus ideas, se recostó sobre el escritorio y sin darse cuenta se durmió.
Pensando en sus hermosas creaciones
Pensando en lo que sucedería después de que se declarase.
Pensando en lo mucho que dolerá y lo mucho que lo extrañará.
Despertó tarde, enseguida verificó la hora y dio un brinco por el susto, eran cerca de las 9 am, si no se apresuraba llegaría tarde a la primera y última cita con Minho. Guardó lo debido en su mochila, ordenó su habitación lo poco que el tiempo le permitió. Se dio un baño, luego de dirigió a su armario, sacó ropa tras ropa y ninguna le agradaba, nunca fue un chico vanidoso pero hoy quería serlo, se arregló a detalle, quería verse bien, quería verse hermoso, quería que lo notara, que recordara su imagen por un largo tiempo. Que cuando piense en Lee Taemin diga que fue la persona más bella que conoció.
Al fin encontró algo para él, una playera gris con estampados, una chaqueta negra y un pantalón del mismo color oscuro. Se miró en el espejo y no pudo evitar reír al pensar que estaba actuando como una persona totalmente enamorada.
—Te ves bien Taemin —se halagó.
Tomó su celular, le mandó un mensaje a key, recordándole que le avisará cuando todo esté listo donde iría con Minho. Obviamente le había contado a su amigo sobre sus planes, si no hubiese sido por él, lo que ha trazado con dedicación tal vez no llegase a concretarse.
Posteriormente le mandó un mensaje a Minho para que le perdonase si llegará tarde a la cita.
Taemin:
“Hyung me levante tarde, hago todo lo posible por llegar a tiempo, aun así me disculpo si lo hago esperar”
Minho:
“No te preocupes, yo te esperare solo no de dejes aquí solo”
Un Minho considerado y compresible, otra cosa que no olvidaría jamás.
Cuando al fin quedó listo y como quería, tomó su mochila y salió como rayo, pero antes de que cruzara por la puerta principal la voz de su madre lo detuvo.
— ¿Guardaste todo?...recuerda que esta noche…
—Lo sé mamá —le sonrió—. Solo tengo que ver a un amigo.
Cerró la puerta y trató de controlar su respiración. Siguió su caminata hasta la parada del bus. Miró su reloj, si se apresuraba llegaría a tiempo. Espero poco, parecía que el destino quería que su encuentro se lleve a cabo.
Taemin repasaba lo que debía decir cuando lo tuviera frente a frente. Aunque en muchas ocasiones siempre terminaba tartamudeando cuando debía pronunciar las palabras de importancia. Sacudió su cabeza para desaparecer los pensamientos negativos, se repitió así mismo que todo saldría bien, que solo debía decirlo como lo siente.
Su punto de llegada se hizo visible, a lo lejos vi0 su figura, mientras más se acercaba el autobús, mas sentía que la hora de confesarse esta cerca, se levantó de su asiento y pidió parada, bajó justamente frente a él y camino un par de pasos para acercarse. Minho miro su reloj de muñeca y luego al pelirojo.
—Solo unos minutos tarde.
—Discúlpeme hyung es que anoche me dormí tarde y…
—No te preocupes —le revolvió el cabello.
—Gracias hyung…entonces vamos —lo tomó de la mano—. El lugar es muy agradable sé que le gustara.
—Si estoy contigo cualquier lugar es agradable.
Lo hizo de nuevo, fue amable y cariñoso con Taemin, le dijo palabras amorosas que hicieron que se ruborizara hasta las orejas; apretó sus manos fundiéndolas en una sola, dándole calor, provocándole ganas de comérselo a besos.
Taemin sintió el pecho contraerse, sonrió como siempre.
—Yo siento lo mismo hyung —dijo y comenzaron su caminata.
Había momentos en que se preguntaba si él era un excelente actor o Minho era muy despistado al no notar el amor que creía, emanaba en todo su cuerpo haciéndolo visible para cualquiera. ¿Qué no se da cuenta de lo que dice? ¿Qué no se da cuenta de que sus frases van con doble significado? ¿Qué no ve sus miradas suplicantes?
Taemin llevo a Minho a un parque muy concurrido, donde había juegos, puestos de comida, eventos callejeros, como payasos o mimos. Donde había globos y luces y al centro un espacio donde cualquiera podía ir y cantar al público reunido. Pasaron primero por un helado, mientras paseaban por los alrededores viendo lo que vendían. Se compraron accesorios, se tomaron fotos con el celular de Taemin, fueron a un puesto de comida por hotdogs
Se detuvieron a observar a un payaso dando un espectáculo donde incluso Tae básicamente obligo a Minho a participar en concurso para inflar globos, concurso que el alto gano y el premio otorgado fue un oso blanco de peluche.
—Tenga joven para su novia —dijo el payaso.
—Ja ja, gracias —Minho hizo una reverencia, el público reunido aplaudió. Él se acercó hacia Tae y le entrego el oso—. Él dijo para mi novia pero como no tengo, prefiero que lo tengas tú.
—G…gracias hyung —el alto pasó a su lado, Tae miro al oso y sonrió—. ¿Sabes? eres la primera cosa que de seguro voy a atesorar como mi vida —suspiró, vio a Minho caminar por delante de él. Corrió para alcanzarlo.
Tae no podría estar más feliz, este día resultó ser fantástico. Se había divertido como nunca y con la compañía de quien desea. Pero la tarde llegó y en unas horas él debía retirarse. Recibió un mensaje de key “todo está listo Taemin”
—Minho hyung ya es tarde.
—Pero apenas son las 6.
—Sí, es que…debo regresar temprano a casa…pero quisiera que me acompañe a un último lugar.
—Claro Taemin —sonrió— ¿a dónde iremos?
—Al centro del parque, dónde se hacen las presentaciones.
— ¡oh, ya sé dónde! me parece buena idea, escuchemos una serenata ja ja.
Ambos caminaron hacia el lugar mencionado. Mientras tanto Taemin reunía todo el valor para hablar. Desasiéndose de sus nervios y ganas de salir corriendo. Vio la multitud de gente reunida dejando un espacio en medio para quien desee ir hacer algún show. El menor se detuvo.
—Hyung quisiera preguntarle algo.
—Dime Tae.
—Este… ¿Usted me quiere mucho cierto?
— ¡Claro que te quiero mucho, eres mi mejor amigo!
—Quiero decir… ¿me quiere mucho como para extrañarme si no me tuviera a su lado?
El alto paró en seco y lo miró extrañado.
—Bueno…yo creo que sí. Tú eres muy importante para mí, ¿Pero por qué preguntas eso? ¿Es extraño?
Taemin se plantó frente a él, quedo a centímetros de su rostro. Comprendió que era mejor decirle de manera diferente, a ver si así entendía.
—Hyung tal vez si yo…le explicara con una canción…tal vez entendería lo que quiero decir.
— ¿Una canción? Tae… ¡Taemin!
Minho vio como Taemin se habría pasó entre la gente hasta salir enfrente de todos, lo siguió quedándose al margen de la barrera de personas. Vio una silla en medio y una guitarra sobre ella.
Taemin tomó la guitarra y se sentó en la silla. Afinó el instrumento a detalle. Respiro profundo antes de empezar, alzó la mirada y vio a Minho con una expresión de confusión. Sonrió, tal vez después de este número esa sonrisa no aparezca más, pero como le había dicho key, era mejor decirle que vivir a ferrado al algo que no puede ser.
—Ah…hola —aclaró su garganta—. Yo…quisiera dedicarle esta canción a una persona a la que amo —sonrió—. Porque quiero que sepa cómo me siento —cruzó miradas con Minho—. Quiero que esta persona sepa que desde que la conocí me ha vuelto loco y quisiera que respondiera a lo que al canción dice.
Unos segundos más mirándolo. La gente aplaudió y gritos de apoyo de los extraños se escuchó. Taemin se colocó en posición, toco las primeras notas…
Taemin terminó con los ojos aguados y el corazón acelerado. Sentía el cuerpo más ligero, la mente más tranquila, los pensamientos más ordenados y los nervios iban desapareciendo poco a poco. Escuchó los plausos de la gente, los gritos llenos de euforia, el ambiente se había tornado propicio para hablar, y era el momento de mirar a los ojos a la persona que causo la escritura de tal canción.
Lo vio ahí estático y mudo.
Minho parpadeo varias veces antes de darse cuenta de que no había dejado de ver al pelirojo. Se dio la vuelta para atravesar el mar de gente y salir del momento asfixiante que lo invadió.
Taemin lo vio irse, dejó la guitarra a un costado y corrió tras él. Mientras se habría paso la gente le palmeaba el hombro felicitándolo por tan hermosa canción, el solo sonreía para a gradecer. Salió al fin y vio a Minho apoyado en un árbol a lo lejos, con la mirada en el suelo y las manos en los bolcillos, corrió de nuevo, cuando estaba a unos pasos aminoro al velocidad y quedo frente a frente de nuevo. Su pecho subía y bajaba debido a la carrera que emprendió desde el otro lado.
—Ta…Taemin todo eso que…—dijo aún con la mirada al suelo.
Minho sentía que algo extraño pasaba en su mente, pues no podía coordinar las palabras y expresarse claramente, la cabeza todavía le daba vueltas y sentía un mareo que apenas lo dejaba consiente. Se decidió a enfrentarse a los ojos avellana de Tae.
—Esa canción… ¿todo eso es lo que…tú sientes?
Taemin lo miraba con los ojos cristalizados. Ver el rostro confundido de su hyung le causaba un dolor en el pecho, pero ya no había marcha atrás, ya estaba aquí, junto con él, hablando de lo que debió decir hace mucho.
—Sí —dijo seguro—. Desde hace mucho —dio un paso más cerca.
—Desde hace mucho que sentía que eras algo más para mí —continuo—. No sé cómo paso, yo solo me di cuenta de que tú eras ya parte esencial de mi vida, de que si no te tengo cerca me desespero y las ansias de verte me consumen. Me gusta cómo eres, me agrada tu carácter decidido y a la vez sensible, me gustan tus ojos y todo tu rostro —rio—. Me gusta como defiendes tus ideas y ayudas sin mirar de quien se trata —tragó saliva—, me gusta cómo me tratas, como me sonríes, me gustaba ser tu amigo…pero mis deseos fueron creciendo hasta quererte solo para mí, empecé a volverme egoísta porque quería que solo me miraras a mí, que vieras a Lee Taemin como algo más que tu mejor amigo.
Las lágrimas salieron sin control rodando por sus mejillas.
—Hyung yo te amo.
Hizo una pausa.
—Dime… ¿soy…una mala persona por quererte con todas mis fuerzas? —No respondió— Por favor dime si tu sientes lo mismo…o si tendré que dejar de pensar en ti.
Terminó de hablar y no creyó que ya había dicho toda la verdad, ciertamente se sentía más liberado, pero ahora faltaba la respuesta final, la que podría hacerlo feliz o destruirlo para toda su joven vida.
Minho lo miraba como si no hubiera más alrededor. Todo lo que Taemin le había dicho era muy impactante para él. Su cerebro apenas procesaba el inicio de la conversación, pero las palabras “Te amo” fueron las únicas que eran entendibles y confusas a la vez. No podía entender como su amigo pudo…enamorarse…así no más.
Se incorporó dejando ver las diferencias en las alturas.
—Taemin yo lo sien…
— ¡Oppa!
Ambos chicos voltearon hacia dónde provino el grito, una chica corría hacia ellos y fue directo a abrazar a Minho, se colgó de su cuello y le dio un beso en la mejilla. Una hermosa chica sin duda, de cabello largo medio ondulado de color castaño. La misma chica de su preparatoria, la que se lleva tan bien con su hyung.
—Oppa…no me dijiste que vendrías si no hubiéramos planeado una cita —lloriqueó.
— ¿Cómo llegaste hasta aquí?… ¿No deberías estar en casa?
—Salí de paseo con unas amigas.
Taemin entendió todo en ese momento, entendió que Minho estaba por rechazarlo, entendió que no había oportunidad de nada y que ahí solo estorbaba. Era obvio pensar que esa chica era algo importante para él, la llama con cariño, la deja acercársele con la suficiente confianza, él debía irse.
Taemin entendió que no podía competir con la naturaleza, su hyung obviamente tenia gusto por las mujeres y que un chico no entra en sus posibilidades.
Con la poca fuerza que le quedaba solo pudo sonreír.
—Ya entendí hyung —dijo con la voz entrecortada—. Disculpe la molestia que le he causado…yo…—una lagrima más— no lo volveré a molestar nunca.
—Tae.
—No diga nada…no tiene porque, adiós hyung.
Dicho esto Taemin se fue corriendo, sin mirar atrás, sin detenerse, con el corazón hecho pedazos y el dolor de su pecho recorriéndole todo el cuerpo, con las lágrimas inundándole la cara, dejando sus ojos hinchados y la boca seca. No había más que hacer, no tenía sentido.
Minho sintió la necesidad de correr tras él para aclarar el asunto, pero se detuvo en seco al notar un sobre azul tirado en el suelo, lo tomó, vio en el borde algo escrito:
“Para Minho”
Minho llegó a casa con la cabeza hecha un lio. Pensando en si fue lo correcto a ver dejado que Taemin se fuera así, pero es que él tampoco sabía cómo actuar ante esa situación. Se bloqueó en el momento en que escuchó decir que lo amaba. Ciertamente eran muy amigos, pero había algo en Taemin que lo hacía quererlo demasiado, no sabía que era, le gustaba estar con él y tenerlo a su lado, estaba muy confundido.
Amor, amor…una palabra con tanto significado que no lograba comprender del todo.
Una vez en su habitación, se dejó caer en la cama con el sobre en la mano, pensando si debía abrirlo o no, la carta era para él, pero Tae nunca se la dio, lo pensó unas tres veces más hasta que mando todo al diablo y abrió el sobre.
Saco un papel doblado a la mitad.
Esto es por si no me atrevía a decirte la verdad.
Aquí están plasmados los sentimientos hacia mi mejor amigo y mi primer gran amor
Minho Hyung:
“A veces pienso, que debería decirte todo lo que en mi corazón esta, los sentimientos de amor, esos que salen hasta de los poros de mi piel cuando estás cerca; los sentimientos de desesperación, esos que me envuelven cada que te vas y pareciera que no regresarás; los sentimientos de euforia, esos que recorren mi cuerpo cuando sonríes y me dedicas palabras que para otros es tan simple e insignificante, pero que para mí son todo lo que he querido escuchar de ti.
A veces te detesto por hacerme sentir esto, por perder el control cuando alguien se te acerca y parece que te apartará de mi lado, a veces tengo deseos interminables de tenerte para mí, de entregarme hacia ti, que veas a través de mí como lo puedo hacer yo contigo.
A veces pienso que estos deseos me mataran algún día, porque como yo te veo tu no ves a mí; porque yo te veo, sé que tú ves a alguien más...a lo lejos....y así como tu agachas la mirada porque tu persona especial no te nota, yo también lo hago, porque te hacen sufrir y tú me haces sufrir viendo a esa persona.
¿Complicado?
Mucho.
A veces creo que si miraras más allá de quien te hace sentir dolor, encontrarías un corazón esperando por ti, es simple.
Levántate, mira hacia tu alrededor, ¿ves a alguien que antes no considerabas en tu vida como algo más que tú amigo?
Soy yo quien espera impaciente le mires, porque le correspondas las sonrisas, porque le hables con amor.
A veces pienso, que seguiré esperando que me mires y aunque pasen los años y sigas mirando a mucha más gente, yo no podré dejar de observarte.
A veces pienso, no YO SE QUE TE AMO"
Minho hyung probablemente me odies por sentir estas cosas que podrían parecer extrañas pero, son la pura verdad, la verdad que tanto tiempo eh escondido en mi corazón. Todo por ti.
Entenderé si tú ya no me quieres ver. Es comprensible. ¿Me odias verdad?, eso me dolería mucho, pero aunque tú me odies, yo te amare siempre.
Me despido.
Lee Taemin, el chico que se enamoró profundamente de ti y que nunca tuvo el valor de decirte…
Te Amo.
Minho sintió claramente como una lágrima resbaló por su mejilla. Un nudo en su garganta se formó, y su pecho empezó a doler mucho. Ahora entendía lo mucho que hirió a Taemin con sus acciones y palabras, se sentía el peor de lo amigos, el peor de los hombres.
Recibió una llamada, miró su celular, es de key. Deslizo el dedo por la pantalla y respondió.
— ¿Qué quieres key? —sollozó.
— ¡Eres un verdadero idiota lo sabias!
—Key.
— ¿Qué haces que no vas tras Taemin? ¿Que no me dijiste que tratarías de hablar con él porque lo sentías extraño?
—Yo, es que…me tomó por sorpresa…lo que él…espera como sabes…
—Luego te explico… ¡Ahs! —Gritó desde el otro lado—. Idiota, idiota, Choi eres un idiota. ¿Qué es lo que no te ha quedado claro todavía? De veras que tú..., escúchame, tienes menos de media hora para ir por él.
— ¿De qué hablas?
—Taemin se irá de la cuidad hoy, su madre lo mando a terminar su preparatoria fuera, por eso se te declaró esta noche.
— ¡¿Qué?! —Minho se puso de pie de un salto.
—Él dijo que lo único por lo que podría quedarse eres tú, si es que lo aceptabas.
“Por mí”
—Por mí —susurró para sí mismo.
Minho sintió como la desesperación se apoderaba de su cuerpo. Pensar que ya no tendría a su lado a Taemin lo volvió loco. ¿Vivir sin él? ¿Cómo?
Clavó la mirada en la carta y su mente recordó la canción — No puedes irte —dijo.
Metió la carta de nuevo en el sobre y lo guardo en la bolsa de su pantalón.
—Iré a su casa —dijo mientras tomaba sus llaves y caminaba hacia la salida.
— ¡NO! —grito key, Minho se detuvo—. ¡Ya debe estar en la terminal del tren! ¡Tomará el de las 8 de la noche! ¡Corre o no lo verás quien sabe en cuanto tiempo!
Minho colgó en cuanto escucho aquello. Salió hasta la calle desesperado para tomar un taxi, pero ninguno se detenía, los minutos pasaban y él no estaba nada cerca. Nervios, dolor, desesperación, todo lo parecía a ver conspirado para que no lo viera, para castigarlo por no a ver entendido lo que realmente sentía.
Taemin bajaba del autobús con su mochila en hombros y una maleta en mano. Fue directo a bajar las escaleras que lo llevarían al subterráneo. Compró su boleto y fue a esperar que el tren llegue. Se apoyó de espalda en una de las columnas de concreto.
—Eres un tonto Taemin —se dijo.
No podía dejar de pensar que fue una total locura lo que había hecho esa tarde, pero también fue lo más maravilloso que vivió al lado de Minho. Recordó todo lo que hicieron y donde pasearon, la comida que compartieron, las risas, las pláticas…la canción.
Miro su reloj, las 8:00 pm. Se inclinó para abrir su maleta y sacar el oso blanco de peluche que Minho le regaló.
—Tú serás el recuerdo más dulce que tendré de hyung —sonríe tiernamente—. El recuerdo de un día especial —abrazó el peluche aferrándolo a su pecho y soltando las amargas y dolorosas lágrimas, que desde que se fue corriendo del parque no paraban de caer. No podía evitar pensar en lo difícil que sería su vida sin su “sol”, el sol que le iluminaba los días y lo hacía sentirse vivo. El sol más hermoso que ha amado.
“La triste verdad es que Minho nunca fue ni será para mí, pero ahora ¿Qué debería hacer?”
Fue lo único que pudo concluir.
El sonido del tren aproximándose lo sacó de sus pensamientos. Se incorporó secándose la cara con las mangas de su abrigo. El tren paro y las puertas se abrieron, la gente salía y entraba, unos llegaban y otros como él tenían que irse.
Respiró profundo, volteo hacia tras, esperando alguna especie de milagro. Arrugó las cejas e hizo un puchero, se dio un golpecito en la cabeza desapareciendo esa esperanza falsa. Abrazó el oso con un brazo y con la mano libre tomó su maleta, fue hacia la puerta más cercana, la gente abordaba una tras otra. Entro al vagón, dejo su maleta a su costado, escuchó como la puerta se iba cerrando, él solo cerró los ojos.
— ¡No puedes irte así!
Sus ojos se abrieron al instante que escuchó esa voz, creyó que su imaginación le estaba jugando una broma demasiado cruel, volteo despacio hacia tras solo para que su respiración se detuviera.
Minho estaba deteniendo las puertas del vagón con sus manos. Al final estas terminaron por abrirse.
—No puedes dejarme así —repitió al borde del colapso.
—Minho hyung…que…que está…
Minho tomó la mano de Taemin, junto con el oso bajo el brazo y su maleta, los sacó a ambos a prisa pues el sonido que avisa que las puertas se cerrarían comenzó a escucharse. Lograron salir sin daño alguno, el tren se puso en marcha alejándose lento.
—Hyung tenía que tomar ese tren —dijo molesto.
El alto lo abrazó, haciendo que Taemin dejara caer el oso al suelo, dejando su cabeza reposar entre el cuello y su hombro. Una de sus manos se escabulló hasta el cabello del menor enredando los dedos y acariciando las fibras rojas. Respiró el aroma de su perfume, el olor a fresas de su champo, el olor que siempre le agradó respirar pero que nunca se atrevió a decir que le gustaba.
—Minho hyung por favor…suélteme.
—No lo hare.
Después de tanto respirar y pensar al fin lo dijo:
—Te amo Taemin.
Las lágrimas de nuevo en los ojos de menor.
—Deje de jugar con mis sentimientos —sollozo. Trató de empujar a Minho pero el agarre era demasiado fuerte—. ¡Hyung! ¡Ya deje de jugar! —gritó molesto.
— ¿Quién dijo que estoy jugando? —Lo miro a los ojos—. Nunca estuve más seguro de que estoy diciendo —Taemin agachó la mirada.
—No tiene que sentir lastima por mí.
Minho lo tomó por el mentón y le dio un beso en los labios, un beso dulce que apagó su cerebro por completo.
Ninguno de los dos podría explicar la agradable sensación que provocaba el rose se sus labios, ambos sintieron ese hormigueo en el estómago, ese que solo se hace presente cuando estas cerca de la persona que te gusta.
Se separaron despacio, las mejillas de Taemin tomaron el color de su cabello. El alto rio de eso, con su dedo pulgar retiro la humedad de los ojos del menor.
—Perdóname por no haberme dado cuenta antes, perdóname por haberte hecho sufrir de esta manera, hasta el final.
-…
—Perdóname por tener que ver que te ibas para darme cuenta de que no podría vivir un día sin ti, porque no Taemin, de ninguna manera podría estar bien sin ti, te amo demasiado para dejarte.
— ¿P…pero y esa chica?
—Estaba confundido por ello, es verdad que ella me gustaba, es una persona muy agradable pero por alguna razón siempre terminaba perdiendo contigo si los ponía en una balanza. No sabía que hacer de solo pensar que me estaría enamorando de un chico…de mi mejor amigo. Esa chica no es más importante que tú…ahora lo sé.
Taemin, lo miró con enojo, le dio un golpe sin mucha fuerza en la cara, luego otro y uno más. Luego fue él quien lo tomo por el rostro y beso esos labios suaves y esponjosos, ahora con un poco más de ambición haciendo que Minho abriera su boca y profundizaran su beso.
Cuando el aire se hizo necesario se separaron.
—Taemin te ruego, te suplico, te imploro, que nunca intentes alejarte de mí de nuevo.
Taemin nunca le decía que no, porque por más que se dijera a si mismo que no cedería a sus peticiones siempre terminaba cayendo. Se odiaba así mismo por ello. Pero esta es una ocasión especial.
—Nunca lo haré, porque te amo.
—Yo también te amo Taemin.
Se volvieron abrazar, se volvieron a besar, y jamás se volvieron a separar.
¿Qué de vería hacer?
Si no eres tú, nadie podrá abrazar mi corazón.
Por favor abrázame tú
Y sabes que bien que, aunque todo el mundo lo intente nadie podrá borrar de mí tus recuerdos.
Así que por favor abrázame.
What Do I Do?
(¿Qué debería hacer?)
(¿Qué debería hacer?)
A veces pienso, que debería decirte todo lo que en mi corazón esta, los sentimientos de amor, esos que salen hasta de los poros de mi piel cuando estás cerca…
A veces te detesto por hacerme sentir esto…
A veces pienso que….
Taemin arrugó la hoja de papel donde plasmaba tales palabras, sus sentimientos. Como lo hacía ya desde un año cuando lo conoció, desde que sentía que nada sería igual si no lo tenía cerca, escribiendo para desahogarse.
Echó su espalda hacia tras en la silla en la que permanecía sentado para mirar el techo de su habitación y acomodar sus pensamientos, el lapicero azul con el que escribía se paseaba entre sus dedos, impacientes por poder garabatear más palabras, pero detenidos por el cúmulo de sentimientos en su corazón. Sus pies lo empujaban hacia delante y hacia tras, ni mucho ni poco, solo para evitar que cayera de la silla. Sopló el flequillo que le llegaba hasta la altura de los ojos. Tocó su cabello con suavidad y recuerda la vez que Minho lo halaga por el estupendo tono que escogió: Rojo.
“Rojo”
Taemin platicaba con Minho, recostados bajo un árbol en el parque cerca de sus casas, a dos cuadras no más. El mismo al que les gustaba ir desde que se hicieron amigos, hace dos años cuando ambos iniciaban la preparatoria. Se quedaban por horas para hablar de sus vidas, de sus familias, de la escuela, de los lugares a donde iban a vacacionar, la ropa que compraban, la comida que les gustaba y que curiosamente coincidían tanto en sus favoritas como en las que nunca desearían probar.
Reían y bromeaban de la apariencia del otro.
—Hyung tus ojos parecen de Rana —tocó el parpado haciendo que el mayor los cerrara por inercia.
—Y tú tienes cara de niña… —le apretó los cachetes haciendo que se quejara de dolor. Rio por ver la mueca que su amigo hacía cuando estiraba esas mejillas rosadas.
—Pero es mi belleza natural—Taemin hizo una pose de diva, colocando las manos en sus caderas—, en cambio tus ojos te hacen ver como una rana extraña ja ja — le revolvió el cabello con las manos, enredándolos en sus dedos —. Rana extraterrestre.
Minho se giró y quedó sobre Taemin, lo apretó con las piernas para tratar de alcanzar sus costados entre los manotazos que este le propinaba para evitar que llevara a cabo su plan. Las manos de cada uno luchaban para ganar la batalla de “quien caerá primero”. Esos eran sus juegos, sus mimos, su relación de amigos, y a ninguno le disgustaba hacer esas muestras de cariño frente a los ojos de cualquiera, no les importaba, por algo eran amigos, por algo había confianza, por algo es que se querían como hermanos.
O eso es lo que pensó Taemin en un principio.
En un descuido del menor Minho lo tomó de las caderas y empezó con las cosquillas, de arriba abajo, sobre sus costillas. Tae no podía parar de reír hasta el punto en que su estómago se contraía provocándole dolor, un dolor agradable, provocada por las manos más cálidas que ha tenido la dicha de tocar. Cerró los ojos, las lágrimas humedecieron sus ojos y sus risas apenas lo dejaban respirar.
Repentinamente las cosquillas pararon y pudo tomar un poco de aire, fue abriendo los ojos muy despacio, solo para ver como las manos de su mejor amigo lo tomaban del rostro acercándose más y más hasta que sus miradas se encontraron. Se quedó paralizado ante la bella imagen que tenía delante de él. Un Minho rodeado de un umbral de luz que se colaba por las ramas de ese árbol, con la piel brillándole como si fuera alguna especie de estrella humana, con su mirada profunda fija en él, diciéndole que no tratara de escapar.
—Resalta tu piel…
— ¿Q…qué? —apenas dejó escapar como un suspiro, pues hasta las palabras se negaban a ser pronunciadas.
—El tono rojo —tomó el flequillo del menor deslizando los dedos en cada fibra cuidadosamente colorada —este cabello a nadie más podría quedarle así de genial…el rojo vivo.
Estas eran las situaciones en que Taemin reafirmaba lo que sentía por su amigo, donde cada toque era como dinamita a punto de explotar y en el que él mismo se encargaba de cortar la mecha antes de que algo “malo” sucediera.
—Me parece algo exagerado —retiró la mano de su hyung con un manotazo y se incorporó, sentándose con la mirada gacha, con la respiración nuevamente acelerada y los nervios a punto de salírsele por los poros de su piel.
— ¿Exagerado? Es perfecto para ti —tomó el mentón del menor, en un toque suave y delicado lo hizo mirarlo —. “El rojo Taemin”.
Ahí estaba la sonrisa que amaba ver cada mañana, esa por la que se levantaba temprano para llegar a la escuela y ser recibido con tan bonita expresión. Eso en definitiva le alegraba el día sin importar cuantas cosas malas ocurrieran. Todo de él es bonito, todo de él es brillante, podría haber una gran tormenta dónde un rayo de sol se perdiera iluminando hasta el rincón más oscuro, eso es lo Minho significa para él, por eso lo considera el sol de su vida.
—Gra…gracias —fue lo único que pudo decir.
—Minho… —dijo en un suspiro.
Se levantó de su silla, cerro la libreta donde escribía tan emotivas palabras. Miro el reloj que tenía en su escritorio, ya eran las 9 pm. Había pasado su domingo entero tratando de sacar sus sentimientos en frases que a su parecer todavía no lograban descargar su frustración.
La frustración de guardar un secreto que literalmente lo mataba.
Choi Minho, el chico con el corazón más dulce que había conocido, su mejor amigo, su casi hermano. No podía dejar de amarlo con todas sus fuerzas.
El responsable de que desde hace un año no pueda escribir canciones ni mucho menos sus frases e historias que reflejaban claramente lo que sentía, no podía, no como lo hacía antes; el responsable de que ni siquiera pueda concretar sus sentimientos en papel.
—Rana estúpida —dijo al momento en que se dejó caer sobre su cama.
Enterró la cara sobre la almohada dejando escapar sus bufidos en contra de su mejor amigo. Detestaba pasar sus días pesando en él, todo de él. En la sonrisa tan radiante que le regalaba, en sus dientes perfectamente alineados y blancos, en sus ojos cafés y el brillo tan especial que emitían. En sus largas pestañas, su cabello ligeramente ondulado.
En su figura, su bien proporcionado y esculpido cuerpo, que le basto ver solo una vez sin camiseta cuando jugaba futbol, para sentir que estallaría por el calor que produjeron sus pensamientos impuros. No pudo evitar que su cerebro sacara del banco de sus imágenes la más reciente foto de Minho sin playera, la del viernes pasado cuando acababa de terminar el partido contra la preparatoria vecina. No, nunca podría borrar esa imagen del moreno empapado en sudor, con la piel canela brillándole y las gotas cayendo por su pectoral hasta los músculos abdominales.
(Se ruborizo por ello).
En su voz grave y a la vez dulce que lo llama con amabilidad.
En lo que estará haciendo en estos precisos momentos en que pronuncia su nombre, en con quien estará, ¿su familia? ¿Sus amigos? ¿O…una chica?
—¡¡¡AH!!! —Gritó desesperado, jalándose los cabellos —. Tonto…tonto Taemin, deja de pensar en él.
—Tae cariño ¿Estas bien? —la madre del chico entró asustada al escuchar el grito.
—Si…si mamá, discúlpame es que creí ver una cucaracha…y…
—Ya se amor —la mujer se encaminó hacía él con una sonrisa en el rostro y se sentó a su costado sobre la cama —no te agradan los bichos.
—Me dan miedo —fingió su cuerpo temblar haciendo que su madre se carcajeara. Ella le revolvió el cabello.
Miro a su hijo con algo de desconcierto.
— ¿Pasa algo mamá? —Tae le tomó la mano al notar la expresión de su rostro, su madre es muy alegre y no suele mostrarse seria a menos que…
—Tengo una noticia que darte.
—No me asustes... ¿pasó algo malo?
—Ah…no cariño —río—, no te asustes no es nada malo pero…es importante, una noticia muy buena para ti. Esto es definitiva ayudara en tu futuro.
Taemin caminaba por los pasillos de la escuela, dirigiéndose como cada mañana a su solón de clases, pero esta vez con la mirada gacha y los ojos llenos de tristeza. La noticia que su madre le dio ayer por la noche ciertamente es, fantástica y mala a la vez, tanta fue su impresión que no durmió en toda la noche pensando en las diferentes posibilidades de que eso no sucediera, no ahora.
A lo lejos vio lo que siempre le hacía querer salir corriendo a otro lugar, para tener que apretarse el pecho en el lugar del corazón. Como todos los días, Taemin tenía que observar como Minho suspiraba por la chica que probablemente le gustaba. La chica linda de ojos marrones que le sonreí tiernamente a su hyung y que provocaba que luego de tener un encuentro con ella, al alto fuera corriendo con él para platicarle lo bien que se sentía cuando ellos conversaban, cuando ellos reían y de lo mucho que le gustaría tener una chica como ella.
Una sensación tan familiar. Como no entenderlo.
Los vio en el otro lado del pasillo, riendo como si el día fuera totalmente esplendoroso y propicio para que ellos estén juntos. El sol brilla, el ambiente es fresco y ellos se ven tan…felices.
Su martirio, de todos los días: el deseo de correr y separarlos, gritar que nadie se le acercará, que nadie se atreva a ver con otros ojos a Choi Minho porque tendría que enfrentar su ira y sus celos.
Si, Taemin estaba sumamente celoso de esa chica, por poder hablar abiertamente con él, por poder hablar de sentimentalismos y problemas de corazón con él, por el simple hecho de ser mujer y tener la posibilidad de formar la relación más normal de la sociedad y no una extraña como lo haría con Taemin.
Apretó sus manos en puños. Reprimiendo las ganas de llorar. Agachó la mirada para no ver más y dejar de sufrir momentáneamente.
— ¡Taemin! —gritó desde el final del pasillo su primer mejor amigo.
El amigo incondicional que conoció en la secundaria, el chico que se proclamó su protector y consejero personal. El único que podía entender cómo se siente en estos momentos.
—Hola key —contestó sin muchas ganas—. Veo que siempre si teñiste tu cabello
—Claro…ya me había cansado de ser pelinegro el rubio me… ¡wow!… ¿quien murió para que tengas esa cara? —bromeó al ver el rostro de su amigo
—Nadie key, nadie —desvió la mirada, dio un paso para continuar su caminata pero fue detenido por las manos del rubio.
—Taemin —lo llamó con voz seria—. ¿A caso no me tienes confianza? —no podía engañarlo a él, nunca pudo desde que se conocieron, de una u otra forma sabía que su amigo le sacaría toda la información.
—No…es eso —respiró profundo —. Es que…
— ¡Hey Lee!
Reconoció la voz que lo llamaba, como no hacerlo si lo haría a Kilómetros de distancia, el tiempo que han sido amigos hizo que pudiera. De un segundo a otro cambio ese rostro desolado a una gran sonrisa, en un día normal eso no sería problema, pero hoy tuvo que sobre esforzarse para fingir estar bien. Después de todo se había vuelto un experto en ello, fingir siempre delante de él que todo está bien.
Key rodó los ojos, ya sabía cómo actuaria Taemin frente al “amor de su vida”
—Hola Minho hyung.
—Lee Taemin cuando te propones esconderte de mí lo consigues —le dio un golpecito en el pecho. El menor pensó en que la sonrisa del alto no podía ser más radiante, precisamente ahora que sus conflictos emocionales no lo dejaban ni respirar. Minho se acercó lo suficiente para rozar sus narices.
— ¿P…por qué lo dice Hyung?—sus nervios lo traicionaban cada que estaba tan cerca de él. Las manos le empezaron a temblar y el corazón a palpitar como loco.
—Porque nos anoté como compañeros de laboratorio —sonrió—. Sé que debí preguntarte antes, pero como no te encontraba en el salón y la maestra pidió que las parejas se apuntaran…pues no tuve otra opción, no aceptaría a otro que no seas tú.
“…no aceptaría a otro que no seas tú…”
Taemin pensó: Que la persona que amas te diga eso cuando no sabe de tus sentimientos es simplemente, doloroso.
—Gracias por considerarme hyung —rio con él, no pudo hacer otra cosa.
El timbre que indicaba el inicio de las clases se escuchó. Minho lo tomó de la mano y lo llevó hacia el interior del aula.
El rubio solo negó con la cabeza al presenciar toda la escena —. Tonto Choi —dijo al entrar de tras de ellos.
La hora del receso llegó. Todos los alumnos se dirigían hacia la puerta para ir a la cafetería. Como era costumbre, Minho iba con Taemin y key a desayunar, sus personas más preciadas. Se le había hecho una manía llevarse al menor de la mano por toda la escuela, y cuando desayunaban, lo sentaba a su lado, siempre a su lado.
El rubio desde hace mucho se dio cuenta de lo que su amigo sentía por el alto, no era tan tonto para no percatarse de la actitud de Tae, pero ahora mismo le preocupa esa tristeza escondida con sonrisas, no podría ser nada bueno.
—Vamos a desayunar Tae…—dijo el alto con mucha alegría.
—Claro…hyung —se levantó de su silla a duras penas. Minho fue hasta la banca del menor, pero antes de que pudiera llevárselo, el rubio lo tomo de la mano.
—Hoy Taemin y yo tenemos una conversación pendiente —sonrió—, te veremos al rato Minho.
— ¡Pero key, tenía algo importante que…!
Salieron corriendo del salón sin terminar de escuchar lo que gritó Minho. Llegaron hasta los jardines de la escuela donde había algunas bancas de madera, ambos chicos se sentaron.
—Key eso fue grosero…sabes que hyung…
— ¡Yah! ¡Déjalo por un rato! —lo regañó—. Un día que se separe de ti no le hará daño.
Tae agacho la cabeza, no podía contra esas palabras. “Un día que se separen”
—Tal vez él pueda vivir más de un día sin mí, pero yo no creo lograrlo si no lo tengo cerca.
—Explícate —key tomó de la mano a su amigo para darle la confianza de hablar, pues u comentario sólo termino por asustarlo más —. Vamos Tae, dime que pasa, no me agrada verte de esta manera…me preocupas.
Taemin le explicó a detalle lo que su madre le anunció la noche anterior, trataba de que su voz no se rompiera mientras terminaba sus frases, aunque eso lo llevaba intentando desde el mismo instante que lo supo y no había podido lograrlo.
— ¡¿Qué?! —dijo key.
Miró al rubio que estaba totalmente sorprendido, queriendo derramar lágrimas de un momento a otro. Pasaron algunos segundos de silencio, hasta que su amigo lo tomó por los hombros, haciendo que lo mirará a los ojos.
—Tienes que declararte ya —más que una petición, fue una orden.
—Key por favor —dijo con cansancio. Se levantó de golpe llevándose las manos a la cabeza—. Sería una pérdida de tiempo, él no me ama, para él soy solo su amigo, su fiel amigo…al que le confía sus penas, sus alegrías, en quien confía cuando necesita un consejo o se mete en algún problema —sus ojos se cristalizaron—, el que jamás podría traicionarlo con algo como esto.
—Esto no es una traición —lo abraza—. Sería una verdadera traición si no le dices lo que sientes, el merece saber la verdad de tus sentimientos, ¡ya basta de que estés de tras de él, persiguiendo lo que no sabes si se volverá realidad o no! —key hizo el abrazo más fuerte—. Si no hablas con él a medida que pase el tiempo, tus propios sentimientos te destruirán.
—Pero yo lo amo key…si le digo seguro me alejaría de su lado…no soportaría eso…no viviría si no lo tengo con migo —al fin rompió en llanto.
—Tae, habla por tu propio bien —suspiró—. Si él es realmente para ti te corresponderá, si no, es que nunca lo fue y tendrás que dejarlo ir.
Pasó alrededor de una semana desde aquella plática. Una semana en donde Taemin parecía no encontrar una solución a sus problemas. Una semana más de su vida donde tuvo que fingir delante de Minho que la cara triste y cansada que a veces notaba en él, eran por insomnio y debilidad.
Una semana más donde apenas soportaba que el “sol de su vida” sea tan amable y gentil, hasta hacerlo llorar de desesperación por las noches en su habitación, sobre su cama, con la misma libreta y lapicero azul que no formaban frases y que solo parecían burlarse de él por no poder desahogarse.
Una semana más de ser compañeros de laboratorio y tener que resistirse a la tentación de tocarlo, de abrazarlo, de besarlo, de brincar en sus brazos y gritarle lo mucho que lo necesita, lo mucho que desea que le corresponda, de decirle que por él podría hacer las locuras más grandes de su vida.
Una semana más de vivir y desvivirse por él. Una semana más de mirarlo a sus ojos y ver la luz de su vida. Una semana más de tomarse las manos solo en plan de amigos.
Una semana más de esconder los latidos que su corazón emitía casi como un grito.
Una semana donde tuvo que soportar las risas de la que posiblemente se convertiría en la novia de Minho. Lo que más le dolía.
Una semana más…y la última que probablemente tenga para hablar o callar para siempre, pues hoy es viernes por la mañana, la mañana que su madre le indicó que tenía que arreglar cualquier asunto que pudiese quedar pendiente. Mañana seria su ultimo día, su única y última oportunidad.
Estaban en su taller de laboratorio, trabajando como comúnmente lo hacían. Taemin miró a su hyung de reojo, escribiendo en su libreta muy concentrado, admirando su rostro, grabándose en la memoria cada rasgo facial posible. Suspiró. Había tomado la decisión de hablar, aunque fuese la última vez que probablemente lo haga.
—Minho hyung —lo llamó con una sonrisa tierna.
—Dime Taemin —habló pausado.
— ¿Mañana podría acompañarme a un lugar?
— ¿Me estas pidiendo una cita? —sonrió—. Te advierto que no soy un chico fácil.
Tae fingió una sonrisa.
—No creo que lo sea. Pero es importante, diga que sí —juntó las manos en forma de súplica, haciendo un lindo puchero, de esos que a Minho le gustan.
—Si haces esas caras sabes que no puedo negarme —le revolvió el cabello—. Está bien, salgamos mañana. Sólo espero que sea a un lugar divertido.
—Sí, yo también lo espero —susurró.
Las clases transcurrieron normales, cuando llegó el final del día, salió de la escuela a toda prisa hasta su casa. Apenas llego subió a su habitación sin siquiera comer algo, apenas y saludo a su madre quien cocinaba muy alegre.
Se aventó a su cama para mirar el techo una vez más. Sentía su respiración acelerada por la caminata y porque la ansiedad de que la mañana llegase rápido, lo consumía.
—Solo tienes que esperar —se dijo a sí mismo.
Miró por la ventana junto a su cama. Vio los colores del cielo, en tonos naranjas que se desvanecían poco a poco pues la noche iba llegando para oscurecer todo. Sus ojos miraban los rayos de sol, se perdieron en la gama de colores. De repente una palabra llegó a su mente, luego otra, otra más y había formado una frase completa.
Brincó de la cama para ir a su escritorio, sacando del cajón su libreta y lapicero azul, que hasta le daba la impresión de que lo esperaban ansiosos por que los tomase y que dejaron las burlas a cambio de trabajar en sus ideas.
Se sentó, abrió la libreta y escribió, escribió todo lo que venía a su mente, escribió al fin lo que su corazón le dictaba que era lo que realmente sentía. Mente y corazón fueron francos, tanto que se hicieron amigos.
Se le fue la noche llegando a la madrugada. El resultado fue una canción y una carta con dedicatoria. Las ojeras apenas lo dejaban releer para corregir alguna falla, cuando terminó, guardó la carta en un sobre de color azul cielo. La hoja donde escribió la canción la arrancó y guardó en su mochila. Cansado por liberar sus ideas, se recostó sobre el escritorio y sin darse cuenta se durmió.
Pensando en sus hermosas creaciones
Pensando en lo que sucedería después de que se declarase.
Pensando en lo mucho que dolerá y lo mucho que lo extrañará.
Despertó tarde, enseguida verificó la hora y dio un brinco por el susto, eran cerca de las 9 am, si no se apresuraba llegaría tarde a la primera y última cita con Minho. Guardó lo debido en su mochila, ordenó su habitación lo poco que el tiempo le permitió. Se dio un baño, luego de dirigió a su armario, sacó ropa tras ropa y ninguna le agradaba, nunca fue un chico vanidoso pero hoy quería serlo, se arregló a detalle, quería verse bien, quería verse hermoso, quería que lo notara, que recordara su imagen por un largo tiempo. Que cuando piense en Lee Taemin diga que fue la persona más bella que conoció.
Al fin encontró algo para él, una playera gris con estampados, una chaqueta negra y un pantalón del mismo color oscuro. Se miró en el espejo y no pudo evitar reír al pensar que estaba actuando como una persona totalmente enamorada.
—Te ves bien Taemin —se halagó.
Tomó su celular, le mandó un mensaje a key, recordándole que le avisará cuando todo esté listo donde iría con Minho. Obviamente le había contado a su amigo sobre sus planes, si no hubiese sido por él, lo que ha trazado con dedicación tal vez no llegase a concretarse.
Posteriormente le mandó un mensaje a Minho para que le perdonase si llegará tarde a la cita.
Taemin:
“Hyung me levante tarde, hago todo lo posible por llegar a tiempo, aun así me disculpo si lo hago esperar”
Minho:
“No te preocupes, yo te esperare solo no de dejes aquí solo”
Un Minho considerado y compresible, otra cosa que no olvidaría jamás.
Cuando al fin quedó listo y como quería, tomó su mochila y salió como rayo, pero antes de que cruzara por la puerta principal la voz de su madre lo detuvo.
— ¿Guardaste todo?...recuerda que esta noche…
—Lo sé mamá —le sonrió—. Solo tengo que ver a un amigo.
Cerró la puerta y trató de controlar su respiración. Siguió su caminata hasta la parada del bus. Miró su reloj, si se apresuraba llegaría a tiempo. Espero poco, parecía que el destino quería que su encuentro se lleve a cabo.
Taemin repasaba lo que debía decir cuando lo tuviera frente a frente. Aunque en muchas ocasiones siempre terminaba tartamudeando cuando debía pronunciar las palabras de importancia. Sacudió su cabeza para desaparecer los pensamientos negativos, se repitió así mismo que todo saldría bien, que solo debía decirlo como lo siente.
Su punto de llegada se hizo visible, a lo lejos vi0 su figura, mientras más se acercaba el autobús, mas sentía que la hora de confesarse esta cerca, se levantó de su asiento y pidió parada, bajó justamente frente a él y camino un par de pasos para acercarse. Minho miro su reloj de muñeca y luego al pelirojo.
—Solo unos minutos tarde.
—Discúlpeme hyung es que anoche me dormí tarde y…
—No te preocupes —le revolvió el cabello.
—Gracias hyung…entonces vamos —lo tomó de la mano—. El lugar es muy agradable sé que le gustara.
—Si estoy contigo cualquier lugar es agradable.
Lo hizo de nuevo, fue amable y cariñoso con Taemin, le dijo palabras amorosas que hicieron que se ruborizara hasta las orejas; apretó sus manos fundiéndolas en una sola, dándole calor, provocándole ganas de comérselo a besos.
Taemin sintió el pecho contraerse, sonrió como siempre.
—Yo siento lo mismo hyung —dijo y comenzaron su caminata.
Había momentos en que se preguntaba si él era un excelente actor o Minho era muy despistado al no notar el amor que creía, emanaba en todo su cuerpo haciéndolo visible para cualquiera. ¿Qué no se da cuenta de lo que dice? ¿Qué no se da cuenta de que sus frases van con doble significado? ¿Qué no ve sus miradas suplicantes?
Taemin llevo a Minho a un parque muy concurrido, donde había juegos, puestos de comida, eventos callejeros, como payasos o mimos. Donde había globos y luces y al centro un espacio donde cualquiera podía ir y cantar al público reunido. Pasaron primero por un helado, mientras paseaban por los alrededores viendo lo que vendían. Se compraron accesorios, se tomaron fotos con el celular de Taemin, fueron a un puesto de comida por hotdogs
Se detuvieron a observar a un payaso dando un espectáculo donde incluso Tae básicamente obligo a Minho a participar en concurso para inflar globos, concurso que el alto gano y el premio otorgado fue un oso blanco de peluche.
—Tenga joven para su novia —dijo el payaso.
—Ja ja, gracias —Minho hizo una reverencia, el público reunido aplaudió. Él se acercó hacia Tae y le entrego el oso—. Él dijo para mi novia pero como no tengo, prefiero que lo tengas tú.
—G…gracias hyung —el alto pasó a su lado, Tae miro al oso y sonrió—. ¿Sabes? eres la primera cosa que de seguro voy a atesorar como mi vida —suspiró, vio a Minho caminar por delante de él. Corrió para alcanzarlo.
Tae no podría estar más feliz, este día resultó ser fantástico. Se había divertido como nunca y con la compañía de quien desea. Pero la tarde llegó y en unas horas él debía retirarse. Recibió un mensaje de key “todo está listo Taemin”
—Minho hyung ya es tarde.
—Pero apenas son las 6.
—Sí, es que…debo regresar temprano a casa…pero quisiera que me acompañe a un último lugar.
—Claro Taemin —sonrió— ¿a dónde iremos?
—Al centro del parque, dónde se hacen las presentaciones.
— ¡oh, ya sé dónde! me parece buena idea, escuchemos una serenata ja ja.
Ambos caminaron hacia el lugar mencionado. Mientras tanto Taemin reunía todo el valor para hablar. Desasiéndose de sus nervios y ganas de salir corriendo. Vio la multitud de gente reunida dejando un espacio en medio para quien desee ir hacer algún show. El menor se detuvo.
—Hyung quisiera preguntarle algo.
—Dime Tae.
—Este… ¿Usted me quiere mucho cierto?
— ¡Claro que te quiero mucho, eres mi mejor amigo!
—Quiero decir… ¿me quiere mucho como para extrañarme si no me tuviera a su lado?
El alto paró en seco y lo miró extrañado.
—Bueno…yo creo que sí. Tú eres muy importante para mí, ¿Pero por qué preguntas eso? ¿Es extraño?
Taemin se plantó frente a él, quedo a centímetros de su rostro. Comprendió que era mejor decirle de manera diferente, a ver si así entendía.
—Hyung tal vez si yo…le explicara con una canción…tal vez entendería lo que quiero decir.
— ¿Una canción? Tae… ¡Taemin!
Minho vio como Taemin se habría pasó entre la gente hasta salir enfrente de todos, lo siguió quedándose al margen de la barrera de personas. Vio una silla en medio y una guitarra sobre ella.
Taemin tomó la guitarra y se sentó en la silla. Afinó el instrumento a detalle. Respiro profundo antes de empezar, alzó la mirada y vio a Minho con una expresión de confusión. Sonrió, tal vez después de este número esa sonrisa no aparezca más, pero como le había dicho key, era mejor decirle que vivir a ferrado al algo que no puede ser.
—Ah…hola —aclaró su garganta—. Yo…quisiera dedicarle esta canción a una persona a la que amo —sonrió—. Porque quiero que sepa cómo me siento —cruzó miradas con Minho—. Quiero que esta persona sepa que desde que la conocí me ha vuelto loco y quisiera que respondiera a lo que al canción dice.
Unos segundos más mirándolo. La gente aplaudió y gritos de apoyo de los extraños se escuchó. Taemin se colocó en posición, toco las primeras notas…
What Do I Do?
“Me preguntas como he pasado el día,
como si no hubiera pasado el tiempo,
digo que estoy bien.
Pero no sabes cómo me siento realmente…
¿Crees que puedo estar bien sin ti?
¿Acaso estas tú bien sin mí?
El mundo sin ti es tan duro,
que me siento culpable por seguir respirando.
** ¿Qué debería hacer?
Aún vivo cada doloroso día gracias a tus palabras.
Dime si lo que hago está mal.
Dime ¿Estás viviendo cada doloroso día como yo?
Tu yo…
¿Hemos llegado demasiado tarde?
¿Perdimos nuestra oportunidad?
Yo aún pienso en ti,
Y puede que no te des cuenta**
¿Al final llegamos a esto?
¿Así es como vamos a terminar?
¿Todo esto te parece bien?
Yo no creo que pueda hacerlo.
El amor que encuentro contigo…no lo encontraré en ningún sitio,
aunque muera.
¿Qué debería hacer?
Si no eres tú, nadie podrá abrazar mi corazón.
Por favor abrázame tú.
Y sabes que bien que, aunque todo el mundo lo intente nadie podrá borrar de mí tus recuerdos.
Así que por favor abrázame.
…**…
“Me preguntas como he pasado el día,
como si no hubiera pasado el tiempo,
digo que estoy bien.
Pero no sabes cómo me siento realmente…
¿Crees que puedo estar bien sin ti?
¿Acaso estas tú bien sin mí?
El mundo sin ti es tan duro,
que me siento culpable por seguir respirando.
** ¿Qué debería hacer?
Aún vivo cada doloroso día gracias a tus palabras.
Dime si lo que hago está mal.
Dime ¿Estás viviendo cada doloroso día como yo?
Tu yo…
¿Hemos llegado demasiado tarde?
¿Perdimos nuestra oportunidad?
Yo aún pienso en ti,
Y puede que no te des cuenta**
¿Al final llegamos a esto?
¿Así es como vamos a terminar?
¿Todo esto te parece bien?
Yo no creo que pueda hacerlo.
El amor que encuentro contigo…no lo encontraré en ningún sitio,
aunque muera.
¿Qué debería hacer?
Si no eres tú, nadie podrá abrazar mi corazón.
Por favor abrázame tú.
Y sabes que bien que, aunque todo el mundo lo intente nadie podrá borrar de mí tus recuerdos.
Así que por favor abrázame.
…**…
Taemin terminó con los ojos aguados y el corazón acelerado. Sentía el cuerpo más ligero, la mente más tranquila, los pensamientos más ordenados y los nervios iban desapareciendo poco a poco. Escuchó los plausos de la gente, los gritos llenos de euforia, el ambiente se había tornado propicio para hablar, y era el momento de mirar a los ojos a la persona que causo la escritura de tal canción.
Lo vio ahí estático y mudo.
Minho parpadeo varias veces antes de darse cuenta de que no había dejado de ver al pelirojo. Se dio la vuelta para atravesar el mar de gente y salir del momento asfixiante que lo invadió.
Taemin lo vio irse, dejó la guitarra a un costado y corrió tras él. Mientras se habría paso la gente le palmeaba el hombro felicitándolo por tan hermosa canción, el solo sonreía para a gradecer. Salió al fin y vio a Minho apoyado en un árbol a lo lejos, con la mirada en el suelo y las manos en los bolcillos, corrió de nuevo, cuando estaba a unos pasos aminoro al velocidad y quedo frente a frente de nuevo. Su pecho subía y bajaba debido a la carrera que emprendió desde el otro lado.
—Ta…Taemin todo eso que…—dijo aún con la mirada al suelo.
Minho sentía que algo extraño pasaba en su mente, pues no podía coordinar las palabras y expresarse claramente, la cabeza todavía le daba vueltas y sentía un mareo que apenas lo dejaba consiente. Se decidió a enfrentarse a los ojos avellana de Tae.
—Esa canción… ¿todo eso es lo que…tú sientes?
Taemin lo miraba con los ojos cristalizados. Ver el rostro confundido de su hyung le causaba un dolor en el pecho, pero ya no había marcha atrás, ya estaba aquí, junto con él, hablando de lo que debió decir hace mucho.
—Sí —dijo seguro—. Desde hace mucho —dio un paso más cerca.
—Desde hace mucho que sentía que eras algo más para mí —continuo—. No sé cómo paso, yo solo me di cuenta de que tú eras ya parte esencial de mi vida, de que si no te tengo cerca me desespero y las ansias de verte me consumen. Me gusta cómo eres, me agrada tu carácter decidido y a la vez sensible, me gustan tus ojos y todo tu rostro —rio—. Me gusta como defiendes tus ideas y ayudas sin mirar de quien se trata —tragó saliva—, me gusta cómo me tratas, como me sonríes, me gustaba ser tu amigo…pero mis deseos fueron creciendo hasta quererte solo para mí, empecé a volverme egoísta porque quería que solo me miraras a mí, que vieras a Lee Taemin como algo más que tu mejor amigo.
Las lágrimas salieron sin control rodando por sus mejillas.
—Hyung yo te amo.
Hizo una pausa.
—Dime… ¿soy…una mala persona por quererte con todas mis fuerzas? —No respondió— Por favor dime si tu sientes lo mismo…o si tendré que dejar de pensar en ti.
Terminó de hablar y no creyó que ya había dicho toda la verdad, ciertamente se sentía más liberado, pero ahora faltaba la respuesta final, la que podría hacerlo feliz o destruirlo para toda su joven vida.
Minho lo miraba como si no hubiera más alrededor. Todo lo que Taemin le había dicho era muy impactante para él. Su cerebro apenas procesaba el inicio de la conversación, pero las palabras “Te amo” fueron las únicas que eran entendibles y confusas a la vez. No podía entender como su amigo pudo…enamorarse…así no más.
Se incorporó dejando ver las diferencias en las alturas.
—Taemin yo lo sien…
— ¡Oppa!
Ambos chicos voltearon hacia dónde provino el grito, una chica corría hacia ellos y fue directo a abrazar a Minho, se colgó de su cuello y le dio un beso en la mejilla. Una hermosa chica sin duda, de cabello largo medio ondulado de color castaño. La misma chica de su preparatoria, la que se lleva tan bien con su hyung.
—Oppa…no me dijiste que vendrías si no hubiéramos planeado una cita —lloriqueó.
— ¿Cómo llegaste hasta aquí?… ¿No deberías estar en casa?
—Salí de paseo con unas amigas.
Taemin entendió todo en ese momento, entendió que Minho estaba por rechazarlo, entendió que no había oportunidad de nada y que ahí solo estorbaba. Era obvio pensar que esa chica era algo importante para él, la llama con cariño, la deja acercársele con la suficiente confianza, él debía irse.
Taemin entendió que no podía competir con la naturaleza, su hyung obviamente tenia gusto por las mujeres y que un chico no entra en sus posibilidades.
Con la poca fuerza que le quedaba solo pudo sonreír.
—Ya entendí hyung —dijo con la voz entrecortada—. Disculpe la molestia que le he causado…yo…—una lagrima más— no lo volveré a molestar nunca.
—Tae.
—No diga nada…no tiene porque, adiós hyung.
Dicho esto Taemin se fue corriendo, sin mirar atrás, sin detenerse, con el corazón hecho pedazos y el dolor de su pecho recorriéndole todo el cuerpo, con las lágrimas inundándole la cara, dejando sus ojos hinchados y la boca seca. No había más que hacer, no tenía sentido.
Minho sintió la necesidad de correr tras él para aclarar el asunto, pero se detuvo en seco al notar un sobre azul tirado en el suelo, lo tomó, vio en el borde algo escrito:
“Para Minho”
Minho llegó a casa con la cabeza hecha un lio. Pensando en si fue lo correcto a ver dejado que Taemin se fuera así, pero es que él tampoco sabía cómo actuar ante esa situación. Se bloqueó en el momento en que escuchó decir que lo amaba. Ciertamente eran muy amigos, pero había algo en Taemin que lo hacía quererlo demasiado, no sabía que era, le gustaba estar con él y tenerlo a su lado, estaba muy confundido.
Amor, amor…una palabra con tanto significado que no lograba comprender del todo.
Una vez en su habitación, se dejó caer en la cama con el sobre en la mano, pensando si debía abrirlo o no, la carta era para él, pero Tae nunca se la dio, lo pensó unas tres veces más hasta que mando todo al diablo y abrió el sobre.
Saco un papel doblado a la mitad.
Esto es por si no me atrevía a decirte la verdad.
Aquí están plasmados los sentimientos hacia mi mejor amigo y mi primer gran amor
Minho Hyung:
“A veces pienso, que debería decirte todo lo que en mi corazón esta, los sentimientos de amor, esos que salen hasta de los poros de mi piel cuando estás cerca; los sentimientos de desesperación, esos que me envuelven cada que te vas y pareciera que no regresarás; los sentimientos de euforia, esos que recorren mi cuerpo cuando sonríes y me dedicas palabras que para otros es tan simple e insignificante, pero que para mí son todo lo que he querido escuchar de ti.
A veces te detesto por hacerme sentir esto, por perder el control cuando alguien se te acerca y parece que te apartará de mi lado, a veces tengo deseos interminables de tenerte para mí, de entregarme hacia ti, que veas a través de mí como lo puedo hacer yo contigo.
A veces pienso que estos deseos me mataran algún día, porque como yo te veo tu no ves a mí; porque yo te veo, sé que tú ves a alguien más...a lo lejos....y así como tu agachas la mirada porque tu persona especial no te nota, yo también lo hago, porque te hacen sufrir y tú me haces sufrir viendo a esa persona.
¿Complicado?
Mucho.
A veces creo que si miraras más allá de quien te hace sentir dolor, encontrarías un corazón esperando por ti, es simple.
Levántate, mira hacia tu alrededor, ¿ves a alguien que antes no considerabas en tu vida como algo más que tú amigo?
Soy yo quien espera impaciente le mires, porque le correspondas las sonrisas, porque le hables con amor.
A veces pienso, que seguiré esperando que me mires y aunque pasen los años y sigas mirando a mucha más gente, yo no podré dejar de observarte.
A veces pienso, no YO SE QUE TE AMO"
Minho hyung probablemente me odies por sentir estas cosas que podrían parecer extrañas pero, son la pura verdad, la verdad que tanto tiempo eh escondido en mi corazón. Todo por ti.
Entenderé si tú ya no me quieres ver. Es comprensible. ¿Me odias verdad?, eso me dolería mucho, pero aunque tú me odies, yo te amare siempre.
Me despido.
Lee Taemin, el chico que se enamoró profundamente de ti y que nunca tuvo el valor de decirte…
Te Amo.
Minho sintió claramente como una lágrima resbaló por su mejilla. Un nudo en su garganta se formó, y su pecho empezó a doler mucho. Ahora entendía lo mucho que hirió a Taemin con sus acciones y palabras, se sentía el peor de lo amigos, el peor de los hombres.
Recibió una llamada, miró su celular, es de key. Deslizo el dedo por la pantalla y respondió.
— ¿Qué quieres key? —sollozó.
— ¡Eres un verdadero idiota lo sabias!
—Key.
— ¿Qué haces que no vas tras Taemin? ¿Que no me dijiste que tratarías de hablar con él porque lo sentías extraño?
—Yo, es que…me tomó por sorpresa…lo que él…espera como sabes…
—Luego te explico… ¡Ahs! —Gritó desde el otro lado—. Idiota, idiota, Choi eres un idiota. ¿Qué es lo que no te ha quedado claro todavía? De veras que tú..., escúchame, tienes menos de media hora para ir por él.
— ¿De qué hablas?
—Taemin se irá de la cuidad hoy, su madre lo mando a terminar su preparatoria fuera, por eso se te declaró esta noche.
— ¡¿Qué?! —Minho se puso de pie de un salto.
—Él dijo que lo único por lo que podría quedarse eres tú, si es que lo aceptabas.
“Por mí”
—Por mí —susurró para sí mismo.
Minho sintió como la desesperación se apoderaba de su cuerpo. Pensar que ya no tendría a su lado a Taemin lo volvió loco. ¿Vivir sin él? ¿Cómo?
Clavó la mirada en la carta y su mente recordó la canción — No puedes irte —dijo.
Metió la carta de nuevo en el sobre y lo guardo en la bolsa de su pantalón.
—Iré a su casa —dijo mientras tomaba sus llaves y caminaba hacia la salida.
— ¡NO! —grito key, Minho se detuvo—. ¡Ya debe estar en la terminal del tren! ¡Tomará el de las 8 de la noche! ¡Corre o no lo verás quien sabe en cuanto tiempo!
Minho colgó en cuanto escucho aquello. Salió hasta la calle desesperado para tomar un taxi, pero ninguno se detenía, los minutos pasaban y él no estaba nada cerca. Nervios, dolor, desesperación, todo lo parecía a ver conspirado para que no lo viera, para castigarlo por no a ver entendido lo que realmente sentía.
Taemin bajaba del autobús con su mochila en hombros y una maleta en mano. Fue directo a bajar las escaleras que lo llevarían al subterráneo. Compró su boleto y fue a esperar que el tren llegue. Se apoyó de espalda en una de las columnas de concreto.
—Eres un tonto Taemin —se dijo.
No podía dejar de pensar que fue una total locura lo que había hecho esa tarde, pero también fue lo más maravilloso que vivió al lado de Minho. Recordó todo lo que hicieron y donde pasearon, la comida que compartieron, las risas, las pláticas…la canción.
Miro su reloj, las 8:00 pm. Se inclinó para abrir su maleta y sacar el oso blanco de peluche que Minho le regaló.
—Tú serás el recuerdo más dulce que tendré de hyung —sonríe tiernamente—. El recuerdo de un día especial —abrazó el peluche aferrándolo a su pecho y soltando las amargas y dolorosas lágrimas, que desde que se fue corriendo del parque no paraban de caer. No podía evitar pensar en lo difícil que sería su vida sin su “sol”, el sol que le iluminaba los días y lo hacía sentirse vivo. El sol más hermoso que ha amado.
“La triste verdad es que Minho nunca fue ni será para mí, pero ahora ¿Qué debería hacer?”
Fue lo único que pudo concluir.
El sonido del tren aproximándose lo sacó de sus pensamientos. Se incorporó secándose la cara con las mangas de su abrigo. El tren paro y las puertas se abrieron, la gente salía y entraba, unos llegaban y otros como él tenían que irse.
Respiró profundo, volteo hacia tras, esperando alguna especie de milagro. Arrugó las cejas e hizo un puchero, se dio un golpecito en la cabeza desapareciendo esa esperanza falsa. Abrazó el oso con un brazo y con la mano libre tomó su maleta, fue hacia la puerta más cercana, la gente abordaba una tras otra. Entro al vagón, dejo su maleta a su costado, escuchó como la puerta se iba cerrando, él solo cerró los ojos.
— ¡No puedes irte así!
Sus ojos se abrieron al instante que escuchó esa voz, creyó que su imaginación le estaba jugando una broma demasiado cruel, volteo despacio hacia tras solo para que su respiración se detuviera.
Minho estaba deteniendo las puertas del vagón con sus manos. Al final estas terminaron por abrirse.
—No puedes dejarme así —repitió al borde del colapso.
—Minho hyung…que…que está…
Minho tomó la mano de Taemin, junto con el oso bajo el brazo y su maleta, los sacó a ambos a prisa pues el sonido que avisa que las puertas se cerrarían comenzó a escucharse. Lograron salir sin daño alguno, el tren se puso en marcha alejándose lento.
—Hyung tenía que tomar ese tren —dijo molesto.
El alto lo abrazó, haciendo que Taemin dejara caer el oso al suelo, dejando su cabeza reposar entre el cuello y su hombro. Una de sus manos se escabulló hasta el cabello del menor enredando los dedos y acariciando las fibras rojas. Respiró el aroma de su perfume, el olor a fresas de su champo, el olor que siempre le agradó respirar pero que nunca se atrevió a decir que le gustaba.
—Minho hyung por favor…suélteme.
—No lo hare.
Después de tanto respirar y pensar al fin lo dijo:
—Te amo Taemin.
Las lágrimas de nuevo en los ojos de menor.
—Deje de jugar con mis sentimientos —sollozo. Trató de empujar a Minho pero el agarre era demasiado fuerte—. ¡Hyung! ¡Ya deje de jugar! —gritó molesto.
— ¿Quién dijo que estoy jugando? —Lo miro a los ojos—. Nunca estuve más seguro de que estoy diciendo —Taemin agachó la mirada.
—No tiene que sentir lastima por mí.
Minho lo tomó por el mentón y le dio un beso en los labios, un beso dulce que apagó su cerebro por completo.
Ninguno de los dos podría explicar la agradable sensación que provocaba el rose se sus labios, ambos sintieron ese hormigueo en el estómago, ese que solo se hace presente cuando estas cerca de la persona que te gusta.
Se separaron despacio, las mejillas de Taemin tomaron el color de su cabello. El alto rio de eso, con su dedo pulgar retiro la humedad de los ojos del menor.
—Perdóname por no haberme dado cuenta antes, perdóname por haberte hecho sufrir de esta manera, hasta el final.
-…
—Perdóname por tener que ver que te ibas para darme cuenta de que no podría vivir un día sin ti, porque no Taemin, de ninguna manera podría estar bien sin ti, te amo demasiado para dejarte.
— ¿P…pero y esa chica?
—Estaba confundido por ello, es verdad que ella me gustaba, es una persona muy agradable pero por alguna razón siempre terminaba perdiendo contigo si los ponía en una balanza. No sabía que hacer de solo pensar que me estaría enamorando de un chico…de mi mejor amigo. Esa chica no es más importante que tú…ahora lo sé.
Taemin, lo miró con enojo, le dio un golpe sin mucha fuerza en la cara, luego otro y uno más. Luego fue él quien lo tomo por el rostro y beso esos labios suaves y esponjosos, ahora con un poco más de ambición haciendo que Minho abriera su boca y profundizaran su beso.
Cuando el aire se hizo necesario se separaron.
—Taemin te ruego, te suplico, te imploro, que nunca intentes alejarte de mí de nuevo.
Taemin nunca le decía que no, porque por más que se dijera a si mismo que no cedería a sus peticiones siempre terminaba cayendo. Se odiaba así mismo por ello. Pero esta es una ocasión especial.
—Nunca lo haré, porque te amo.
—Yo también te amo Taemin.
Se volvieron abrazar, se volvieron a besar, y jamás se volvieron a separar.
¿Qué de vería hacer?
Si no eres tú, nadie podrá abrazar mi corazón.
Por favor abrázame tú
Y sabes que bien que, aunque todo el mundo lo intente nadie podrá borrar de mí tus recuerdos.
Así que por favor abrázame.
Última edición por Carol Ney el Miér Feb 04, 2015 3:02 pm, editado 1 vez
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