Paso y respiración. Uno conforme el otro me lo permita. Con precisa sincronización, como si yo mismo deseara que así fuese.

¿Dónde rayos quedó toda esa fortaleza mía? ¿Dónde está todo ese coraje que según yo siempre había tenido? ¿Dónde está ese valor que yo siempre decía de mí?

Se han quedado atrás. Se han perdido en los escalones que he transcurrido. Se han borrado con las lágrimas que salen sin control de entre mis ojos, con agua cristalina y salada que no quiere dejar de brotar.

¿Lamentos? ¿Sollozos? Todos los profiero en silencio, todos son a oscuras entre estas dos paredes que me llevan hasta la última puerta, aquella donde solo una ligera luz entre sale. Conocía esa habitación como la palma de mi mano.

Juré que este día jamás llegaría, que haría todo lo posible por que el dolor quedara atrás. Por tratar de hacerlo feliz, por salvarle la vida.

Ironía la mía puesto que aquí estoy, llorando y subiendo estos pesados escalones entre oscuridad y silencio. ¿Y su vida? De ese tendría que encargarme yo.

Uno. Un solo escalón más hasta llegar a aquella puerta de entre ese oscuro pasillo, la única puerta en el tercer piso y la única donde sabía yo que él se encontraría esta noche.

Temblando como si estuviese poseído, alzo mi mano y logro encontrar la manija de la puerta. Está fría, helada y ante el contacto con mi piel, parece como si estuviese encajándola entre millones de agujas.


Pero duele más sentir el corazón encogerse al abrirla y dame cuenta que no se encuentra dormido como se suponía que debía estarlo. Es una sensación de alivio y horror la que me atormenta al verlo ahí, sentado al borde de la cama con la vista perdida en esa enorme ventana que puede mostrarle la oscuridad de la ciudad.

Mis ojos se abren como platos ante tal imagen. No sé cuál es la verdadera razón, pero tengo miedo de verlo tan despierto, con la misma ropa que la tarde anterior, como si no hubiese dormido durante esa noche.

-Jonghyun- estúpidamente, es lo único que logra salir de mis labios en ese momento.

Y sonriendo tristemente, puedo ver cómo lenta pero precisamente, comienza a girar su cabeza hasta encontrarse con mis ojos, los cuales se abren más ante tal contacto.

Mi corazón arde al sentir como ahora él parece sostenerme la mirada con esos ojos cansados y brillantes como reflejo de todas las luces prendidas de la ciudad.

Puede haber millones de ruidos fuera de esta habitación que se generan gracias a la cuidad, sin embargo, yo no logro escuchar nada.

-Hola Taemin- contesta después de un momento, sin levantarse de la cama y aún con esa sonrisa triste pintada en su rostro.

Permanezco mudo al escucharlo hablar. Aquella voz ha logrado un impacto mucho mayor a la primera vez que lo vi.

-Tranquilo- continúa ahora levantándose de la cama y comenzando a caminar hacia mí. Es como mágica, como una acto “acción- reacción” puesto que he comenzado a llorar de nuevo al ver hacia donde se dirige- Taemin-ah, tranquilo. Todo estará bien-

¿Cómo puede hablar así? ¿Cómo rayos puede decir eso cuando por dentro estoy pudriéndome? Él no sabe nada, aún no sabe nada y…

-Sé a qué vienes, Taemin-

Una roca, como un golpe. Así es como se siente al escucharlo decir aquello, esas palabras tan horribles y escalofriantes que le escucho decir. Las lágrimas paran en seco y mis ojos se abren de golpe.

-¿Qué… qué has dicho?- la sonado como un susurro, sin embargo sé que me ha escuchado.

-Hay una daga entre esos bolsillos que tienes, sé para qué la ocupas Taemin- Y una vez más, sonrió como si nada estuviese mal.

La sangre se congeló y de no ser por la poca capacidad de cordura que conservaba en ese momento, podría haber caído al suelo desde hace ya tiempo.

Congelado y tambaleante, sentí como una de sus manos acariciaba lenta pero dulcemente una de mis mejillas, llevándose ante el contacto, todas las lágrimas que habían bañado tal mejilla.

Su contacto ardió como hielo seco. Quizás una tarde antes hubiese disfrutado de su caricia, ahora temía por que fuese la última.

En estos momentos, de lo que más temía era de su actitud tan despreocupada, de esa conducta tan tranquila cuando sabía el porqué de mi presencia ahí. ¿Qué rayos estaba pasando?

-Jonghyun…- susurré al sentir el calor que su cuerpo emanaba tan cerca del mío. Y por tercera vez en esa noche, rompí en llanto sin soportar más dolor, dejé que mi cuerpo descansara en el suyo mientras el dolor me consumía por dentro y lloraba sin remedio- ¡No quiero Jonghyun! ¡No quiero!- lloriqueé amargamente mientras enterraba mi cabeza en su pecho y débilmente, golpeaba con mis puños su fornido cuerpo- ¡Esto no es justo! ¡No, no, no!-

Hace solo unos meses había comenzado la pesadilla. Aquella noche cuando mi hermano me presentó frente a su “equipo” y me hiso parte de los suyos sin saber realmente qué era lo que sucedía. Y fue hasta que vi cómo aquel pobre chico era asesinado frente a mis narices por manos de aquellos infelices. Manos que habían tocado la mía muchas veces antes al conocerlos.

Muchas noches supliqué por piedad frente a mi hermano. Muchas noches lloré frente a él rogando que esto terminara. Pero jamás escuchó palabra alguna que proviniese de mí.

Ante tal infierno evité contacto alguno con cualquier persona. Y todo iba a la perfección, nadie que quisiese sufría…. hasta que Jonghyun se cruzó en mi camino.

Y la consecuencia de frecuentarlo tan seguido a sido esta. Si mi hermano no lo asesinaba, tendría que ser yo mismo quien lo hiciera. Esa ha sido su condición…

-Taemin, tranquilo- susurra en mi oído. Una vez más, como si nada estuviese mal- Tranquilo, sé que tienes que hacerlo-

-¡NO! ¡NO JONGHYUN!- alcé mi cabeza y me encontré con sus ojos tan tranquilos, sin pizca alguna de miedo- Huyamos Jong, los dos, juntos-

Pero parece que aquella propuesta ni siquiera la ha considerado cuando habla nuevamente.

-No Taemin, si hacemos eso viviríamos toda la vida con miedo. Yo no quiero eso para ti-

Parece que yo no lo he escuchado.

-¡MORIRÁS JONGHYUN! ¡MORIRÁS SI TE QUEDAS AQUÍ!- el tono de mi voz refleja ya la desesperación e histeria que inunda mi cuerpo - ¡MORIRÁS POR MI CULPA! ¡POR MIS MANOS!-

Ríe amargamente al escuchar tales palabras a lo que yo respondo con un llanto más profundo que antes. ¿Cómo puede estar tan tranquilo?

No sé cómo lo ha hecho, pero la pequeña y afilada daga que había guardado en mi bolsillo ahora se encuentra en sus manos, pasándola a las mías para que sea yo quien la sostenga.

-¡NO!- grito de horror y sacudo mi cabeza al ver cómo mi mano sostiene tal arma- ¡NO!

-Taemin…- No respondo, continuo sacudiéndome en sus brazos, llorando y tratando de que esta pesadilla acabe. Al ver que no tengo remedio, sacude fuertemente mi cuerpo y obliga a que vea sus ojos. Esta vez, me encuentro con dos esferas llenas de seriedad que han perdido paciencia alguna- Escúchame Taemin, escúchame atentamente. Ya no hay marcha atrás. Moriré hoy, lo sé y estoy consciente de eso. ¿Sabes por qué no temo de nada?- guarda silencia esperando una respuesta pero al que no la hay por mi parte, continúa- Porque serás tú quién esté conmigo este último momento. No podría morir de otra mejor manera Taemin, ¿no lo entiendes? Te amo y prefiero morir a que tú sufras por esos infelices. Lo sé todo Taemin, o eres tú o soy yo-

Por cuarta ocasión, lloro de dolor.

-No llores Taemin, por favor, no llores- repite una y otra vez acercando más y más el puño que sostiene la daga.

-¡NO! -grito desesperado debatiéndome entre sus brazos.

Siento presión en la mano que sostiene la daga, razón por la cual sé que esta está a solo cm de su piel.

-Taemin…- susurra entre las sacudidas y llantos que lanzo- Taemin, te amo-

A pesar de la escena tan horrorosa y tensa que me rodea, aquellas simples palabras son suficientes para hacer que mis ojos se encuentren con los suyos. Y cuando veo esa sonrisa tan hermosa en su rostro, parece como si la pesadilla acabase por esos segundos.

Segundos después de que aquella presión se hace más grande y soy capaz de ver dolor en sus ojos, puedo escuchar perfectamente el despertador de su cabecera sonar, marcando el inicio de un nuevo día.