Nadie más que tú y yo…solo nosotros dos.

Lo recuerdas ¿cierto? Dime por favor que aun no me has olvidado, dime que aún me recuerdas. Esas noches, esos momentos donde solamente existíamos nosotros dos, quedaron en el pasado, en un olvido que solamente yo conservo.

¿Por qué sucedió? Éramos tan felices, bueno, al menos yo lo era. Pero parecía que mi amor te hostigaba conforme pasaban los días, lo rechazabas y yo tenía que soportarlo.

¿Por qué no me lo dijiste antes? Si lo hubiera sabido, quizás podríamos continuar juntos, luchar y tratar de no cometer ese error de amarte tanto.

Pero no fue así… uno de los dos tenía que sufrir y, ¿sabes? Para mi maldita suerte, ese fui yo.

Nadie sabrá de mi dolor más que tú y yo. Me gusta, es decir, es la única cosa que podemos compartir ahora. El secreto de lo que fuimos, de ese amor que se tiró al vacío.

Nadie lo sabrá… nadie sabrá lo que sucedió…nadie más que tú y yo.

Solo tú sabrás el porqué de mí ahora cuerpo roto y sin vida. Comprenderás ¿verdad? Por favor, no me odies, trata de entenderme. El dolor era simplemente insoportable.

Pero entonces… ¿por qué lloras? Por qué sujetas mi cuerpo y esas lágrimas de dolor recorren tu rostro. No, no llores, por favor, no me gusta verte llorar.

Pronuncias mi nombre, ruegas porque esa habitación cubierta de mi sangre te coma vivo, que ese dolor desaparezca de tu cuerpo y se convierta en esperanza para que yo pueda volver.

Pero es demasiado tarde, no puedo hacerlo.

Y entonces pronuncias aquellas palabras que habrían hecho latir mi corazón frenéticamente si hubiera estado vivo.

“ Te amo Onew, siempre te amé…nunca dejé de hacerlo”

Tus lágrimas recorren cada vez más fuerte tus mejillas, me sujetas con fuerza aunque yo no pueda sentirte ya.

“Yo también te amo Minho, lamento irme así, pero prometo volver. ¿Cómo? No lo sé. Pero escucharte decir eso es simplemente vida para mí. Nadie más lo sabrá…solo tú, solo yo”