Eran las 8:45 ésa noche en Seúl, Dios, yo aún no podía creer lo rápido que pasaba el tiempo luego de un largo viaje, había tomado mis maletas mientras destensaba mis piernas debido a tantas horas sentado en el avión, haber viajado desde Masan a la gran ciudad me tenía exhausto. Mientras caminaba entre la multitud en el aeropuerto, me preguntaba ¿dónde podría estar?, ¿dónde podría estarme esperando él? Buscaba entre la gente pero no podía encontrarlo, iba a llamarle a su celular, cuando de pronto escuché un grito, ése grito de emoción tan peculiar a tan sólo unos metros de distancia, entonces supe que la había encontrado, a mi mamá en persona.

– ¡No puedo creerlo! –Me giré ante el ruido de esa voz, no pude siquiera terminar de sonreír cuando ya lo tenía rodeándome del cuello, en un apretado y cálido abrazo–. ¡Mi Taeminnie, te extrañé tanto!

–Pero sí sólo estuvimos separados seis meses, Key –Murmuré a duras penas, porque me tenía muy bien estrujado, sin embargo, se separó pronto y me miró con esos ojos felinos.

– ¡No importa! Seis meses es mucho tiempo, ya estás tan cambiado… –Exclamó revolviendo mis cabellos, prestando especial atención en ellos–. ¡Te teñiste el cabello! –Sabía que lo había notado, bueno, cambiar de pronto el cabello oscuro por un rojizo fuego era algo casi imposible de dejar pasar.

–Tú te lo teñiste cuando tenías mi edad –Dije mirando su cabello rubio, aún lo mantenía como en ese entonces–. Además lo necesito ahora –Le sonreí, él asintió con la cabeza y volvió a abrazarme, realmente me extrañaba tanto como yo a él.

– ¡Ah!, no me la creo que estés aquí –Agregó al apartarse, sin borrar su sonrisa–. Pensé que te iba a costar más trabajo convencer a tus padres, ¡pero mírate! Sigues tan dispuesto a seguir con el baile…

–Pues claro, si por eso vine –Murmuré emocionado, él tenía razón, estaba realmente dispuesto a seguir con lo que más me apasionaba.

– ¿Nada más? –Preguntó triste, inflando las mejillas. Yo me reí ante esta reacción, y golpeé ligeramente su brazo.

– ¡Y para verte también, tonto! –Aseguré con sinceridad, él sonrío devolviéndome el golpe, y me ayudó con una de las maletas que había dejado arrumbadas en el suelo al recibir su agradable bienvenida–. Muchas gracias por aceptar mi propuesta, imagino que fue difícil convencer a tus tíos.

–No te preocupes, no era una perita en dulce viviendo con ellos, ¡ya querían correrme! –Me dijo riendo, con esa risa tan contagiosa que al instante me tuvo ahí carcajeándome de la misma manera. Una vez nos calmamos, Key me rodeó con su brazo el hombro mientras decía–. Pero mejor hablemos de eso en otro momento, ¿ya cenaste? –Negué con la cabeza, y empezamos a caminar, en búsqueda de un local donde pudiera comer, pues realmente tenía mucha hambre.

Mientras comíamos unas deliciosas hamburguesas, algo inusual en mi dieta diaria, Key, como adoraba que la gente le dijera, me habló sobre nuestro plan, dijo que todo iba sobre ruedas, y entonces me emocioné mucho.

Él y yo somos primos y mejores amigos desde tenemos certeza de la existencia del otro, nos conocemos desde pequeños y siempre pasábamos tiempo juntos porque las casas de nuestros padres estaban muy cerca, a pesar de la diferencia de dos años entre nuestras edades, todo el tiempo nos llevamos de lo mejor, él me apoyó con mi sueño de ser bailarín profesional cuando nadie en mi casa lo aceptaba, pero se mudó a Seúl a casa de sus tíos porque quería cumplir su sueño de ser diseñador de modas, y ahora que yo me gradué, he cumplido 18 años y él 20, así que pensé que sería buena idea que rentáramos juntos un departamento, para que él saliera de casa de sus tíos y yo pudiera perseguir mi sueño al igual que él. Por supuesto, convencer a mis padres fue un trabajo muy difícil, puesto que nunca han querido soltarme, pero pude lograrlo después de comportarme como el mejor hijo del mundo durante los seis meses que estuvo fuera Key. Al final no resultó tan complicado, yo era un verdadero ángel.

Tan pronto me contó su idea, y la cantidad de dinero que tendríamos que repartirnos para pagar la renta de cada mes, terminamos de cenar y nos encaminamos a casa de sus tíos, donde pasaría solamente una noche antes de mudarnos… De verdad que cuando entré a esa casa me di cuenta de que era obvio que Key no soportaba mucho tiempo encerrado en un lugar así, era muy aburrida, aunque sus tíos eran personas muy amables y cálidas, quizá ese ambiente encajaría conmigo, pero no con Key. Aún así estaba seguro de que ambos no podíamos esperar porque fuera el día siguiente, para conocer nuestra nueva vivienda.

La mañana siguiente llegó rápido, era sábado y mi primo Taemin y yo estábamos demasiado emocionados porque por fin tendríamos un lugar donde vivir lejos de las reglas de nuestros parientes. Él se veía muy feliz y yo no podía evitar alegrarme por él, lo vi tan cambiado y tan alegre, dispuesto a hacer lo que le viniera en gana, y eso me encantaba, porque él solía ser tan distinto en ese aspecto, me gustaba ver que se había decidido por fin a hacer lo que en verdad le gustaba. Esa mañana arreglaríamos todo lo de nuestro departamento, y después yo lo acompañaría a ver lo de la academia de arte a la que quería entrar para desarrollar sus habilidades en baile; si lograba una buena impresión podría recibir muy buenas recompensas, así que imaginaba que él estaba nervioso en el fondo, aunque era tan bueno bailando que yo no dudaba que fuera a causar la mejor impresión a todo aquel que lo viera.

La calle en la que se hallaban los departamentos era por demás bonita, sabía que a Taemin le agradaría porque tenía un aire tranquilo y pintoresco, similar a una calle tranquila en Nueva Jersey, sonreí al ver su cara de asombro cuando nos acercábamos a nuestro destino.

–Disculpe –Arribamos a la recepción con nuestras maletas, en seguida nos atendió un muchacho de cabello negro y corto–. Vinimos a rentar un apartamento, ya había llamado antes por teléfono.

–Oh cierto –Me respondió tras el módulo de atención–. Kim Kibum, ¿verdad?

–Sí –Asentí sorprendido–. ¿Cómo supiste?

–Tienes cara de ser Kibum –Dijo sonriendo.

– ¿Y también de ser Kim? –Preguntó Taemin mientras que yo seguía impresionado, ¿cómo pudo adivinarlo? El casero sonrió nuevamente, y apuntó hacia la camiseta que yo había escogido esa mañana con sumo cuidado.

–Lo llevas en tu gafete –Aclaró entre risas, no pude evitar reírme también. Era cierto, llevaba el gafete con mi nombre del departamento de moda en el que trabajaba porque no había encontrado un lugar dónde guardarlo, además de que trabajaría esa tarde después de acompañar a Taemin a la academia, me volví perezoso y simplemente olvidé guardarlo–. Mi nombre es Shim Changmin, para servirles chicos –Se presentó amablemente.

–Gracias, yo me llamo Taemin y él es Kibum –Respondió mi primo con alegría–, pero le gusta que le digan Key.

–Entiendo eso, a mí me gusta que me digan Max.

–Entonces podemos llamarnos por nuestros apodos –Comenté sonriendo, el casero Changmin me respondió de la misma manera, esbozando una sonrisa mientras asentía con la cabeza.

–Creo que tengo el apartado indicado para ustedes muchachos, síganme –Nos dijo saliendo del módulo de atención, incitándonos a seguirlo.

Subió las escaleras y nos encaminó por el primer pasillo, era en verdad muy bonito y acogedor, había unas cuantas lamparillas a los lados, apagadas obviamente porque aún era de día, y varias puertas de color verde. Observaba todos los detalles mientras escuchaba un bello sonido provenir de una de las puertas del pasillo, era música, tranquila y hermosa, acompañada por la voz de una persona, una voz preciosa, como nunca oí en mi vida, me preguntaba si el inquilino dentro del cuarto estaría viendo televisión y por ende, de allí vendría esa voz, pero Changmin no tardó en aclarar mi duda sin tener que preguntárselo siquiera.

–Lo siento, el vecino de la 230 ama cantar, es músico, espero que el ruido no les moleste.

–No, en absoluto –Contesté–. Es muy bueno –Lo decía enserio, su voz era por demás hermosa, sonreí al ver que Taemin asentía con la cabeza, demostrando que también le gustaba.

–Me alegra oír eso –Se detuvo Changmin, sacando un llavero con todo el montón de llaves de las puertas de la casa–, porque su apartamento se encuentra justo en este pasillo. Puerta 235 –Incrustó la llave y abrió la puerta. Nosotros nos acercamos rápidamente para ver–. Ojalá les agrade.

Y por supuesto que nos agradaba, desde la puerta podíamos ver que era amplio, con la cocina a la mera entrada, y la sala siguiendo de ella, podíamos imaginar que más atrás veríamos los cuartos. Era espacioso, cómodo y de linda apariencia, por supuesto que nos gustaba, Changmin podía notarlo en nuestras caras, así que antes de partir no vaciló ni un momento para entregarme una copia de las llaves del apartamento.

–Disfruten su estancia, estaré abajo por si me necesitan, para que discutamos el precio después.

–Por supuesto, muchas gracias –Le dije, él sonrío y se alejó mientras contestaba:

–Gracias a ustedes.

Taemin y yo entramos con nuestras maletas, yo cerré la puerta, pero él ya estaba corriendo por la sala, atravesándola seguramente para ver el resto del apartamento. Entendí el punto y corrí lo más rápido que pude para alcanzarlo, pues ése diablillo quería apartar la mejor cama, y yo no lo dejaría salirse con la suya. Corrí tras de él, y efectivamente ya estaba abriendo la puerta de la habitación, encontrando el par de camas que había dentro. Sólo tenía un cuarto porque no contábamos con mucho dinero, hablé sobre eso con el casero antes de llegar, así que ya estábamos dentro de nuestro cuarto predestinado. Taemin se echó sobre una de las camas, la que se encontraba más cerca de la ventana, festejando porque me había ganado. Me acerqué a pasos rápidos y lo tomé de las piernas para bajarlo de allí, él se empezó a reír mientras hacía lo posible por mantenerse arriba, pues sabía muy bien que yo amaba el lado de la ventana, no importaba si era un cuarto o un camión, yo debía ir en la ventana.

– ¡Eres un tramposo, Minnie! –Me quejé gritando, enojado conmigo mismo por no poder bajarlo.

– ¡Yo la vi primero, tienes que ser justo! –Aún se resistía, era increíble que siendo menor que yo fuera incluso más fuerte.

– ¿Hablas tú de justicia? –Le dije–. ¡Me harás reír, mocoso!

– ¿De verdad quieres que te haga reír? –Cuestionó esbozando una sonrisa maléfica, no tuve tiempo siquiera de alejarme, porque ya me estaba haciendo cosquillas. No pude evitarlo, me reí como loco, ese era mi punto débil. Recibí tantas cosquillas que terminé perdiendo el equilibrio, cayendo al suelo con Taemin sobre mí, carcajeándose fuertemente al ver lo rojo que me estaba poniendo de tanto reír.

Para mi suerte en ese momento, una llamada a mi celular interrumpió el ataque de cosquillas de mi primo.

– ¿Diga? –Contesté aún riendo–. ¿Nicole? –Taemin se incorporó, permitiéndome hacer lo mismo–. Hola chica, ¿qué ocurre? –Era mi mejor amiga, quien trabajaba conmigo en el departamento de moda.

–Key, tienes que venir pronto, el jefe quiere hablar contigo –Me dijo, y por su tono pude adivinar que se trataba de algo serio.

– ¿Sobre qué?, ¿pasó algo?

–No lo sé, pero se ve muy molesto. Aquí te espero.

– ¿Eh? –Susurré sorprendido–. Me colgó... Sonaba a algo urgente –Miré a Taemin, con sus ojos preocupados puestos sobre mi rostro–. Tae, lo siento mucho, voy a tener que irme antes, pero si quieres puedo llamar a un amigo para que te acompañe a la academia.

–No, no lo hagas Key, no tienes de qué preocuparte –Me respondió con una gran seguridad–. Soy grande ahora, puedo cuidarme solo, además ya sé dónde está la academia, vete tranquilo –Yo no le creía mucho, pero no podía darle la contraria, necesitaba llegar a mi trabajo.

–Tonto, por supuesto que no me iré tranquilo, pero al menos sabré que estarás bien –Busqué entre mis maletas unas cuántas cosas que creí necesarias, salí de la habitación mientras hacía una seña de teléfono junto a mi oreja–. Me llamas cuando termine tu audición.

–Claro, primo –Contestó sonriendo–. Nos vemos luego.

Yo asentí, aún no muy convencido, pero salí del apartamento lo más rápido que pude, dejándome llevar por mi preocupación, me preguntaba por qué mi jefe querría verme.

Sabía que le había dicho a Key que se fuera tranquilo, pero realmente no tenía idea de cómo llegar a la academia de arte. Estaba preocupado por la llamada que Key había recibido, así que preferí dejarlo ir porque era necesario. Aunque supongo que fui un tonto al no aceptar ayuda de ningún amigo suyo, quería sentirme independiente, pero en el fondo tenía la certeza de que aún no lo era.

Luego de una hora desempacando y ordenando mis cosas, bajé las escaleras y me aproximé a Changmin, un tanto tímido porque estaba hablando con algunas personas, esperé a que se acercara primero para preguntarle la dirección exacta de la academia, si hubiera sido posible le hubiera pedido incluso un mapa, él buscó la dirección por computadora y me la entregó anotada en un papel. Le agradecí y salí en búsqueda de ella, tratando de dejar en lo más profundo de mi ser todo el nerviosismo que tenía por presentar mi audición, pensando sólo en las cosas positivas, y en los beneficios que podría obtener si era admitido.

Arribé al lugar, era justo como en las fotos, o incluso mejor de lo que había soñado, tan grande y extensa, mis piernas temblaban al entrar, había mucha gente paseándose por el jardín, el cual tenía que cruzar si quería llegar a la recepción. Tenía miedo, pero Key me había dicho que podía hacerlo, aunque no pudo acompañarme, todavía sentía sus palabras de aliento, así que me dirigí a la recepción y sin titubear le dije a la chica tras el módulo de madera de atención.

–Vengo por las audiciones de baile de hoy, ¿tú podrías darme información? –Pregunté sin más, luego me di cuenta de que le había hablado informalmente, de verdad que estaba muy nervioso, así que tapé mi boca luego de decirlo. La chica sonrió dulcemente, y después me dijo:

–Claro, espera un momento por favor.

Se alejó buscando algo, yo suspiré una vez me quedé solo, tratando de calmar mis nervios, no tardaría mucho en presentar mi audición. ¿Podría de verdad hacerlo? Bajé mi cabeza tratando de relajarme, y poco a poco la subí mirando entre la multitud que caminaba presurosa a mi alrededor. Pude haber vuelto la mirada hacia el módulo de atención sin tener nada qué hacer, pero mis ojos se quedaron clavados en algo, mi atención se centró solo en él, en esa persona a quien en aquel momento vi por primera vez.

Se acercó al módulo de atención, a unos escasos dos metros de distancia, una chica lo atendió y le entregó un papel. Él se inclinó para firmarlo. Tenía cabello negro, piel blanca, y era tan alto que me sentí aún más nervioso de lo que estaba, porque no podía dejar de mirarlo. Su rostro se veía apacible, y sus labios gruesos se hallaban ligeramente abiertos al tiempo que dejaba caer toda su atención en la pluma y en el papel que tenía enfrente. Estaba vestido con una playera de rayas blancas con negro y una chaqueta negra que lo cubría del frío; pantalones oscuros de igual forma y botas negras. Cargaba una cámara fotográfica colgada en una funda azul a su lado, una de esas cámaras de lente grande, profesionales. Me sorprendí a mí mismo por fijarme en todos estos detalles, pero cuando él finalmente había terminado de escribir en el papel, le entregó el aparente formulario a la chica, y esbozó una sonrisa, me quedé embobado viéndola, tanto que me fue imposible el no sonreír también ante semejante gesto de amabilidad.

–Aquí tienes –Escuché de pronto la voz de la chica que me atendió, sacándome al instante de mi trance. Entonces pude imaginar lo torpe que me estaba viendo al sonreírle a la nada, debido a que ella se me quedó mirando con cierta curiosidad–. ¿Estás bien? –Preguntó entregándome unos papeles, yo respondí con nerviosismo:

–Ah… sí, claro –Estiré la mano para tomarlos–. Muchas gracias –Ella volvió a sonreír.

–Las primeras audiciones serán dentro de una media hora, llegaste relativamente a tiempo. Te entregué un tríptico para que veas dónde está cada cosa, puedes buscar la cafetería si quieres matar el tiempo.

–Gracias de nuevo –Dije buscando con la mirada lo que antes había encontrado, pero desafortunadamente él ya se había ido.

–Por nada, mucha suerte –Me dijo, yo le contesté sonriendo ampliamente antes de retirarme, ella había sido muy amable conmigo.

Caminé lentamente, primero buscándolo, y lo encontré, pero ya iba bastante lejos, a pesar de que andaba a paso tranquilo. Yo reí ligeramente de mí mismo, ¿cómo podía ser que me quedara viéndolo así?, ¿y además por qué?, ¿por su ropa?, ¿por su cara?, ¿porque era todo lo que yo no?, en cualquier momento pudo haberme descubierto, realmente tuve suerte de que no me viera.

Tranquilicé mis nervios y decidí buscar la cafetería, abriendo el tríptico informativo que me había sido entregado, me guié en él y no tardé mucho en encontrarla. Compré un jugo y me senté en una de las mesas blancas y circulares, disponiéndome a leer el resto de la información que tenía en las manos sobre la academia de arte. Era una universidad como cualquier otra, sólo que las especialidades estaban todas relacionadas con las disciplinas artísticas, como el canto, la actuación o la fotografía; podía tomar cualquiera de ellas, o todas juntas si quería pasarme el día entero ahí, pero en ese momento no tenía el dinero suficiente para hacerlo, así que esperaba poder ser aceptado en baile profesional, que a final de cuentas, era lo que yo más quería desde que era un niño.

– ¡Ah, disculpe! –Escuché de pronto la voz de una chica a mis espaldas. Sonaba alterada, me giré para ver qué había ocurrido. Reí al ver que le había lanzado una bebida accidentalmente a la camisa de un hombre que se hallaba frente a ella–. Déjeme limpiárselo… –Intentó disculparse de esa manera, pero el hombre con el entrecejo fruncido, no hizo otra cosa más que mover la cabeza con negatividad y apartarse de ella, dejándola con su rostro preocupado, yo me seguía riendo cuando ella me clavó la mirada–. ¡No te burles! –Me dijo–. Estoy muy nerviosa.

–Lo siento, no pude evitarlo –Contesté calmándome–. ¿Estás bien?

–Sí, sólo que desperdicié dinero en una malteada… –Contestó suspirando, cerrando los ojos para tranquilizarse a sí misma. Cuando finalmente abrió los ojos, me miró y dijo un poco más relajada–. Me llamo Sulli.

–Yo soy Taemin –Contesté ofreciéndole asiento, ella se sentó sin pensarlo–. ¿Estudias aquí?

–Eso quisiera, vengo a presentar una audición de baile.

– ¿De baile? –Cuestioné asombrado–. Vaya, yo también, ahora entiendo por qué estabas tan nerviosa, ¡yo me estoy muriendo de miedo!

–Sí, venía pensando en eso cuando quería tomarme mi malteada. Si no quedo no sé qué voy a hacer.

–No te preocupes, habrá que intentarlo –Murmuré esbozando una sonrisa–. Tenemos que confiar en nosotros.

–Ese es el problema –Me sonrió, aún preocupada. Yo reí ligeramente.

Sulli estaba igual que yo, había viajado para conseguir una oportunidad, no podía pagar muchos estudios pero era buena en el baile, esperaba poder ser aceptada, ya que el estar en un grupo de baile profesional implicaba también el ser seleccionado para participar en campañas de renombre, obras de teatro, o incluso con algún artista… Si lo alcanzábamos sería un sueño hecho realidad. Conversamos sobre ello hasta que la hora llegó, y tratando de dejar a un lado el miedo que sentíamos, ambos fuimos a presentar la audición. Había una larga fila de personas tras una puerta de color blanco, nos formamos allí y esperamos nuestro turno, mientras nos iba siendo otorgado un gafete con un número, según nos habíamos formado.

{Pov-Key}

Regresaba a mi nuevo departamento con el ánimo perdido, maldiciendo a mis ex compañeras de trabajo y a mi ex jefe tan maldito, me habían despedido por la tontería más grande del mundo. Resulta que fui culpado de hacer lo que siempre me venía en gana, de no ser amable con los clientes y de varias cosas que yo ni siquiera hacía, encima las trabajadoras se pusieron en mi contra, siempre supe que eran todas unas hipócritas. A pesar de que Nicole trató de defenderme, yo le dije que dejara de hacerlo, porque si no cargaría con el mismo destino. El jefe tomó la excusa más patética para despedirme, pero yo sabía perfectamente que nunca le agradé porque siempre que su esposa iba a verlo me ponía una atención endemoniada, y era bastante obvia. ¿Yo qué culpa tengo de ser irresistible? Pensaba entre risas sarcásticas mientras entraba a la vivienda. Realmente me estaba burlando de mí mismo y de la situación porque sin mi trabajo no tendría con qué pagar la universidad.
Llamé a mi madre en cuanto entré, para darle el número del apartamento y para comunicarle la noticia, odiaba pedirle dinero a ella y a mi padre porque no tenían mucho, y yo sentía que me estaba aprovechando de ellos, pero no me quedaba de otra, al menos no hasta que consiguiera un nuevo trabajo. Ella accedió gustosa, aunque yo no estaba tan contento, y luego de conversar largo tiempo con ella, ponerla al día con mi vida y darle también noticias sobre Taemin para que se las comunicara a mis tíos en Masan, colgué el teléfono, y me lancé al sillón, permitiendo que mis párpados se cayeran solos, estaba muy furioso y muy cansado… No podía mantenerme despierto.


Cuando me tocó entrar a la audición mi corazón palpitó aún más rápido, la habitación tras la puerta era un cuarto de paredes blancas, con tres personas sentadas en unas sillas del mismo color frente a mí. Estaba completamente solo, con ellos tres observándome, un hombre imponente, alto y fuerte, que daba mucho miedo, una mujer de apariencia gélida y un hombre regordete, el único de rostro alegre. Me preguntaron si había preparado algo, a lo que yo asentí, después de hacerlo ellos se quedaron callados, y yo comprendí que debía de mostrarles lo que había preparado, puesto que no tenían todo el tiempo del mundo. Inserté el disco que llevaba en mi mochila dentro de una grabadora que había en el cuarto, estaba informado de eso desde antes de llegar, así que ya había preparado mi coreografía para la combinación de canciones que llevaba en el disco. Comencé a bailar, con sus ojos puestos sobre mí, no hice otra cosa más que dejarme llevar por el ritmo. Una vez terminé, observé que la mujer esbozó una sonrisa algo mordaz, y observó al hombre más imponente de la sala. El cual sin mirarme simplemente me dedicó las siguientes palabras:

–Tú te quedas, espera la siguiente ronda –Fue muy frío, pero eso fue suficiente para alegrarme.

La siguiente ronda se llevaría a cabo unas dos horas después, pues esa misma tarde se tendría decidido quién quedaría de todo el grupo de personas que iban a presentar su audición. Sulli salió y quedó para la siguiente igual que yo. El tiempo se pasó rápido entre nuestros nervios, y nos presentamos por segunda vez, aunque cada vez éramos menos. Esa vez tuvo que ser un baile improvisado. Tanto Sulli como yo quedamos hasta el último, junto con un grupo de 15 personas, nos encaminaron a todos a un salón más grande y nos dijeron que teníamos treinta minutos para armar una coreografía entre nosotros con una canción que ellos mismos habían elegido. Era difícil intentarlo en tan corto tiempo, pero tuvimos que hacerlo, fue necesario poner de nuestra parte, sin saber que de ése grupo de 15 personas, tan sólo quedarían tres, aunque inicialmente y en las promociones por internet nos dijeron que quedarían diez, sólo fueron seleccionados el número 9, el número 123 y el número 124. En otras palabras, Sulli, otro chico llamado Eunhyuk y yo… Estaba que me moría, pero esta vez de la emoción. Las tres personas que juzgaron nuestras audiciones salieron de la habitación, y nosotros tres nos felicitamos sin poder creerlo aún. Siendo así estaba listo para volver a casa con toda la felicidad posible, para darle la noticia a mi primo y llamar a mi familia, pero una vez estuve en la calle, el sol ya se había escondido, y recordé que debía llamar a Key a su celular, así que mientras caminaba saqué el mío.

– ¡Hola Kibummie!

–Taeminnie… –Contestó con algo de cansancio, parecía que lo había despertado–. ¿Cómo te fue?, te escucho contento.

–No vas a creerlo, de 300 personas… –Dije todo emocionado–. ¡Fui de los tres a los que aceptaron!

– ¿¡Waa, de verdad?! –Lo escuché despierto por fin, y comencé a reír mientras que él festejaba conmigo–. ¿Cómo puedes decir que no voy a creerlo?, ¡si mi primo es de lo mejor que hay bailando!

–Gracias Key, tus ánimos me hicieron falta, pero poco a poco olvidé los nervios.

–Me alegro mucho, Tae, disculpa por no haber ido, de haber sabido lo que iba a pasar, ni me habría preocupado por ir a la tienda de moda.

–Es cierto –Recordé–, con la emoción olvidé preguntártelo, ¿qué ocurrió?

–Digamos que no trabajaré ahí más –Respondió desanimado, yo me sorprendí mucho.

– ¿Qué?, ¿por qué?

–Te explico cuando llegues, por ahora sólo dedícate a llegar a salvo y paséate por las calles con cuidado. Nos vemos al rato Taeminnie, te quiero.

–Lo siento, Key. Nos vemos –Me despedí de él, alegre pero ahora también preocupado.


Ésa llamada de Taemin me había despertado. No podía negarlo, me alegré muchísimo por él, aunque aún así no logré olvidar lo ofendido que me sentía por perder de una manera tan estúpida mi trabajo. Colgué el teléfono y me incorporé del sillón, empezando a desplazarme por el departamento con destino a la habitación que compartiríamos mi primo y yo. Quería seguir durmiendo, ¿y qué mejor que la cama que estaba junto a la ventana para hacerlo? La distendí y me acomodé con pereza, dispuesto a cerrar los ojos y volver a tener sueños bonitos donde no era despedido de mi empleo de jefe del universo, cuando de pronto, escuché un sonido atravesarse por mis oídos. Era de nuevo esa voz, del inquilino de la 230, cantando eufóricamente en medio del mejor silencio que había podido encontrar para seguir descansando. Me gustó mucho oír su canto esa mañana, pero en aquel momento estaba tan enojado, que escucharlo no hacía más que estresar mis nervios, ¡no me dejaba dormir! Sin importar cuántas vueltas diera en la cama, y aunque tratara de esconder mi cabeza bajo la almohada, no dejaba de escuchar su ahora molesta voz resonando fuertemente dentro de mi cabeza.

Me levanté indignado, y caminé a pasos rápidos hasta la puerta de mi apartamento. Salí al pasillo, y sin dudarlo me acerqué a su puerta, comencé a golpear con mi puño, aplicando bastante fuerza para que fuera capaz de escucharme, y vaya que me iba a escuchar ese inconsciente...

– ¡Oye! –Grité con ganas–. ¡Hijo perdido de Mozart! ¿¡Quieres callarte ya!? –Guardó silencio una vez me escuchó, aunque la pista que lo acompañaba todavía estaba sonando. Pude oír cómo la apagaba, y por el sonido de sus pasos deduje que se estaba acercando a la puerta para abrirla y enfrentarme cara a cara–. ¡Estoy tratando de dormir, cantante estrella! –Agregué aún más molesto, nadie podía ganarme cuando estaba enojado, así que si quería pelear, yo no iba a ser nada sencillo.

–Disculpa… –Lo escuché hablar.

Finalmente abrió la puerta, yo iba a agregar algo más, pero entonces lo olvidé todo, olvidé mi carácter y la razón por la que estaba ahí al ver su rostro… Su piel morena relucía entre la luz, llevaba una camisa de resaque blanca, y unos pantalones azulados, su cabello castaño alborotado, y sus ojos completamente negros, que me miraron fijamente y sin dudarlo. No cabía duda, él era tan hermoso como lo era su voz.

– ¿Te molesté mucho? –Preguntó, yo me quedé sin habla un momento, pero reaccioné pronto.

– ¡Pues claro! ¡Si no, no habría venido!

–Perdona, fui muy desconsiderado –Me sonrió, aunque se le veía avergonzado–. No sabía que había nuevos inquilinos, todos están acostumbrados a escucharme cantar, trataré de bajar el tono.

–No, no trates de bajarlo –Le dije por un impulso–, ¡mejor cierra la boca!

– ¿Tan mal canto? –Cuestionó triste, bajando lentamente la mirada hasta el suelo, no supe por qué, pero sentí una apuñalada en el pecho–. Bueno, supongo que por eso no he recibido el éxito…

– ¿Eh? N-no, no es eso… –Quise arreglarlo, pero mi voz se entrecortaba, me di cuenta de que había sido un tonto–. Perdón… ahh –Suspiré revolviéndome a mí mismo el cabello–. Estoy tan alterado. Lo siento, no me hagas caso, el día de hoy no fue para nada lindo.

–Entiendo, no todos los días son buenos –Dijo tranquilo–, he pasado varias veces por lo mismo.

–Me imagino –Comenté esto y le di la espalda, dispuesto a irme–. Continúa, soy un estúpido amargado… –Estaba extrañamente arrepentido de haber ido a reclamarle, en lugar de alegre por ponerlo en su lugar, ¿la razón?, no tenía idea.

– ¡Espera! –Me detuvo–. No puedes decir esas cosas de ti mismo, ¿dónde quedó tu autoestima? –Me giré para verlo y me encogí de hombros. Luego de unos segundos él agregó con entusiasmo–. Mi nombre es Jonghyun.

–Yo soy Kibum –Contesté, él simplemente sonrió, intentando contagiarme de su alegría.

–Te invito a pasar –Dijo de pronto–. Un buen chocolate caliente siempre es lo mejor para los días malos de invierno.

Me le quedé mirando simplemente, él esperaba que le diera una respuesta, así que dibujé una sonrisa, y en tono de broma le dije:

–Sólo no vayas a cantar de nuevo –Se rió al escucharme, mientras me permitía el paso para entrar a su casa.


–Así que tu primo y tú rentaron un departamento… –Me dijo luego de un rato conversando, sentados cómodamente en la sala, yo estaba arriba del mueble tomando una taza de chocolate, mientras que él se hallaba debajo, sentado en el piso mientras hacía lo mismo. Su departamento estaba todo desordenado, tanto que pude haberme desesperado y salir corriendo de allí, pero por alguna razón no lo hacía, quizá porque estaba disfrutando de una plática amena.

–Sí, todo iba perfecto hasta que me despidieron –Contesté, ya le había contado varias cosas sobre mi día–. Por suerte Taemin fue aceptado en la academia.

–Eso es muy bueno, hubiera dado lo que fuera porque me aceptaran en un lugar así –Dijo él con asombro–. Estudio música en la universidad, pero una academia como esa es algo muy distinto.

– ¿Has presentado audiciones antes?

–Sí, pero el problema es el dinero, aunque quede en un lugar así, necesito dinero para pagarlo.

–Eso es cierto… –Susurré, pensando que en verdad no importaba el talento, lo que contaba siempre era la plata, y eso yo lo sabía muy bien.

–Pero estoy ahorrando, tengo un trabajo de medio tiempo y he vendido un par de canciones, poco a poco voy en ascenso.

–Wow, eso es increíble –Me sorprendí–. Digo, que hayas vendido una canción, no cualquiera lo hace. ¿A quién se las vendiste?

–Choi Dong Wook –Respondió con el nombre de un cantante–. “Juliette”, ¿te suena?

– ¡Juliette! te daré mi alma, ¡Juliette! por favor acéptame… –Canté un trozo una vez ubiqué la canción, Jonghyun sonrió alegre y empezó a aplaudir con mucho gusto–. No puedo creerlo –Añadí emocionado–, a mí me encanta esa canción, debiste de haber ganado mucho por ella ¿Qué hiciste con el dinero?

–Una parte la estoy ahorrando, y la otra… –Hizo una pausa–. Bueno, me la gasté en tonterías.

–Me doy cuenta –Dije riendo, y es que era verdad, en su apartamento había tantas cosas bonitas, pero muchas de ellas no eran necesarias, parecían más bien caprichos de un niñito.

–“Love like oxygen” también es mía…

– ¿De Park Jung Soo? –Cuestioné, nuevamente estaba asombrado. Jonghyun asintió–. Eres como el oxígeno, cuando te inhalo, no puedo dejarte salir…

–En medio de esta intensa agonía… –Continuó él, después me le uní yo.

– ¿No ves que estoy muriendo? –Cantamos los dos, y terminamos riéndonos.

–Te oyes genial –Agregó él cuando nos detuvimos–. ¿Seguro que no eres cantante?

–Sería divertido serlo, pero no, estudio para ser diseñador de modas, y uno muy bueno por cierto.

–No lo dudo –Comentó sonriendo, y moviendo sus manos mientras decía–. Tienes este aire de diva alrededor de ti, no sé cómo explicarlo…

– ¿Diva? –Pregunté extrañado, para después comenzar a reír–. Gracias, creo…

–No lo decía como un cumplido –Me dijo bromeando.

–Tonto –Me quejé goleándole ligeramente del brazo, continuamos riendo hasta que de pronto todo quedó en silencio. Él me miraba y sonreía sin desviar sus ojos hacia otro punto, estaba empezando a ponerme nervioso, cuando de pronto, entró en mi rescate una llamada a mi celular–. ¿Bueno? –Contesté, era Taemin–. Tae, sí, estoy adentro de la residencia, ahora mismo voy al departamento.

– ¿Tu primo?

–Tengo que abrirle –Contesté luego de afirmar con la cabeza–, sólo tenemos una copia de la llave.

–Max puede abrirle…

–Sí, pero él sabe que estoy aquí, seguro lo mandó creyendo que yo le abriría –Me levanté del mueble y dejé el poco chocolate que quedaba de mi taza sobre una mesilla cuadrada de madera que tenía al centro–. Tengo que irme, gracias por el chocolate, Jonghyun.

–Por nada –Se incorporó también–, sólo no te sorprendas si de pronto voy a visitarlos, me gustaría conocer a tu primo.

–De acuerdo –Dije entre carcajadas.

–Ok –Contestó él, encaminándose conmigo hasta la puerta. La abrió y me permitió salir, no obstante, antes de que yo me alejara, murmuró con esa bella sonrisa en su rostro–. Guardaré silencio para que descanses, Kibum, buenas noches.

Yo lo miré por encima del hombro, y sonreí de igual manera.

–Gracias, hijo perdido de Mozart, buenas noches –Rió porque lo llamara así, y entonces le di la espalda, escuchando cómo cerraba la puerta, lo primero que vi entonces fue a Taemin afuera de nuestra puerta, al otro extremo del pasillo.

– ¡Taeminnie!

Corrí hacia él y me lancé a abrazarlo sin importar cuán raro se viera, él me recibió con una gran sonrisa, festejando entre risas alegres al igual que yo, aunque una vez nos separamos me miró con asombro.

– ¿Qué ocurrió Kibummie? –Preguntó extrañado–. Pensé que estarías de mal humor.

–Estoy de mal humor –Confesé con orgullo, dándole la espalda a Taemin para abrir la puerta–, pero puedo ocultarlo –Realmente conversar con ése vecino ruidoso me había levantado el ánimo, pero no podía admitirlo.

– ¿Eh?, no no –Negó Taemin rápidamente, sin creer en mi palabra–. A ti te pasó algo bueno –Comentó con seguridad mientras que yo entraba al departamento–. Cuéntame.

–No –Le respondí en tono cantado, él caminó tras de mí.

– ¡Key! –Se quejó antes de cerrar la puerta. Realmente me gustaba hacerlo sufrir cuando de secretos se trataba. Esa noche no, pero pronto le explicaría el por qué de esa sonrisa en mi cara.

Lunes por la mañana, después de escuchar mi despertador, abrí los ojos y me los tallé con cierta flojera, observando a mi alrededor mientras me despabilaba por completo… De sólo pensar que tenía que asistir a la universidad, me daban ganas de volver a recostarme para seguir descansando.
Por supuesto, dejé atrás esa pesadez que me invadía y me levanté de la cama para darme un baño y ponerme mi ropa. Tenía media hora aún para llegar, y el departamento estaba todo sucio, por un segundo pensé en ponerme a ordenarlo, pero mi teclado me estaba haciendo ojitos, no podía negármele, por lo que me dirigí a él para continuar con el trabajo que había dejado inconcluso, tenía una melodía en mi cabeza desde hacía varios días, pero por más que trataba no lograba avanzar del principio, era como si algo me faltara, aunque por supuesto, no estaba tan acostumbrado a realizar melodías, yo más bien escribía. Hacía poco mi nuevo vecino me había llamado “hijo perdido de Mozart”, por lo que al estar ahí frente al teclado no pude evitar soltar una risita, era un apodo que sin duda no me merecía, pero qué más daba, sonaba gracioso.

Estaba en eso, cuando de pronto alguien llamó a la puerta, dejé escapar un suspiro, y me levanté para dirigirme hasta ella. Sonreí al ver quién era.

–Onew Hyung –Dije alegre, era mi mejor amigo.

– ¿Qué hay, Jong? –Me saludó con el mismo tono, sonriéndome con esa mirada animosa que tenía casi siempre–. Wow, creo que deberías ya de limpiar este cochinero –Comentó una vez había entrado, mirando críticamente mi vivienda, y bueno, no era para menos, con tantos platos sin lavar, zapatos regados y partituras esparcidas por todos los rincones.

–No te habías pasado por aquí, ¿cómo iba a hacerlo? –Le dije con una sonrisa burlona.

–Te volverás más perezoso si te sigo ayudando –Me miró con acusación, para después alzar su mano derecha y mostrarme una bolsa de plástico–, mira, de por sí te traje el desayuno.

– ¡Waa, gracias Onew! –Exclamé con emoción mientras tomaba la bolsa y la llevaba a la cocina–. Tú sí que sabes cómo alegrarme por las mañanas… –Él iba detrás de mí, y yo dejé caer la bolsa sobre la mesa, abriéndola para husmear lo que había dentro. Mi emoción se esfumó cuando vi el contenido–. ¿Lo compraste en la tienda de conveniencia? –Pregunté.

–Sí –Respondió él, y al ver mi cara desilusionada, agregó entre risas–. ¿Qué esperabas?, hoy no es viernes de curry.

–Eso es cierto –Reí también, haciendo a un lado el desorden, ambos nos sentamos en la mesa para desayunar, como solíamos hacer muy seguido, sólo que él ya tenía varios días que no iba por mí para irnos juntos a la universidad porque estaba ocupado, así que realmente esa mañana no lo esperaba en mi departamento–. Gracias por acordarte de mí, pensé que ya me habías olvidado.

– ¿Cómo iba a olvidarte, molesto Dongsaeng? –Me dijo sonriendo al tiempo que abríamos las bolsas del desayuno, dispuestos a comer la comida de la tienda de autoservicio–. Tú no puedes vivir solo, o más bien no puedes vivir sin mí, siempre lo he dicho.

– ¿Creerás que yo también? –Comenté riendo, Onew sonrió de igual manera.

–Pero por supuesto.

– ¿Eso no está en discusión? –Mi Hyung lo negó, volví a reír por su seguridad, él siempre era muy confiado aunque actuara un poco torpe, por eso me caía tan bien, podía reírme con él y de él, aunque de él terminaba riéndome más seguido.

Yo soy de las personas que creen en la amistad luego de una relación de pareja, Onew Hyung y yo éramos una clara prueba, hacía tres años habíamos sido novios, cuando yo apenas había entrado a la universidad, estudiábamos lo mismo pero él era de un curso más avanzado; solía ayudarme mucho y aprendí más de él que de mis profesores, pero duramos sólo un par de meses porque las cosas no funcionaron, desde entonces habíamos quedado como amigos, y nos llevábamos incluso mejor de lo que solíamos llevarnos como pareja, él era muy tímido cuando estaba conmigo a pesar de ser un año mayor, por lo que siendo sólo amigos logramos conocernos más, era más cómodo y me agradaba así, no había ningún problema.

–Escuché que tocabas el teclado hace un rato –Mencionó a la mitad del desayuno–. ¿Ya te estás preparando tan pronto para el concurso o fue otro de tus impulsos locos?

–Creo que fue otro de mis impulsos locos –Contesté, él se rió–, pero no estaría mal utilizarlo; estamos en Marzo, aún falta un mes y podemos planearlo con tiempo.

–Las mejores cosas siempre surgen por un impulso, no hay que preocuparnos tan pronto por eso.

–Tú siempre dices cosas así, y al final andas a las carreras queriendo terminar lo que te propones –Lo ataqué con tono burlón, Onew soltó la risa porque sabía que era cierto–. Sí, en los pasillos de la universidad, siempre vemos al buen Lee Jinki corriendo con sus composiciones no terminadas en mano… –Agregué con otra verdad, él bajó la cabeza todo deprimido–. Pero en el piano eres el mejor Hyung, eso todos lo sabemos –Lo animé luego de haberme burlado.

–Gracias supongo, molesto Dongsaeng –Me dijo con tono seco, yo simplemente reí de nuevo.


Aquella mañana, aún dormía plácidamente dentro de mis cobijas, hacía tanto frío que no tenía nada de ganas de levantarme, pero de pronto escuché la voz de Key en medio de mis sueños…

–Minnie… –Oía mientras que algo me sacudía con fuerza por los hombros–. Despierta, perezoso –Yo me giré, quejándome–. Hoy es tu primer día, asistirás a bailar ¿lo recuerdas? –De pronto abrí los ojos–. Lo que a ti te encanta…

– ¡Es verdad! –Exclamé sentándome sobre la cama, con el ánimo tan repentinamente arriba, que hasta Key se sorprendió–. Buenos días, Kibummie –Lo saludé sonriendo, por un momento me había olvidado de las ganas que tenía el día anterior de que ya fuera el día siguiente.

–Nada de Kibummie –Me dijo mi primo sonriendo, aunque con tono autoritario–. Date un baño y ve pronto a la cocina pequeño, tu desayuno se va a enfriar –Estaba utilizando ese tono de madre cuidadosa que solía usar desde que éramos niños, entonces pensé que Kibum realmente no había cambiado nada.

Me bañé y me vestí, haciéndole caso para dirigirme pronto a la cocina. La comida que mi primo preparaba era de lo más deliciosa, así que no me costó nada escabullirme hasta la cocina y robar un poco de lo que estaba preparando, él me dio un manotazo para impedirlo, y riendo me obligó que me sentara en la mesa, así lo hice, y pronto los dos nos sentamos a desayunar.

–No entiendo por qué tienes que ir tan temprano… –Comentó él mientras comíamos.

–Fue idea de los coreógrafos –Contesté entre bocados, Key rió porque me había manchado, y limpió mi boca con una servilleta, yo continué, acostumbrado ya a esas cosas–. Supuestamente debe haber un día de la semana en la que practiquemos temprano, y como será el primer día de algunos de nosotros, temprano hay más tiempo para ponernos al corriente, porque hay otro par de clases con alumnos que llevan más tiempo. Los demás días de la semana tendremos horarios diferentes.

–Eso está muy complicado –Murmuró haciendo un puchero–, pero me conformo con que tú le entiendas –Dijo más animado, yo sonreí.

–No es tan difícil si ya has leído sobre la academia, créeme que si destaco estaría mi vida resuelta.

–Y yo ya no tendría que buscarme trabajo… –Susurró mirando fijamente a la mesa, perturbado.

–Hyung, tómate eso con calma, mi tía te enviará dinero estos días, no te tienes que apresurar –Dije para tranquilizarlo–. A veces trabajas como un burro, me lo contaron tus tíos el primer día que llegué –Al oír esto Key simplemente se echó a reír.

–Sí –Mencionó una vez calmó sus risas–, te cuentan eso pero no te dicen que no se ofrecían ni para pagarme el transporte, ¡malditos tacaños! –Esta vez fui yo quien soltó la risa.

–Bueno, no todo se puede en esta vida –Le dije, él asintió.

–Eso es cierto –Respondió–, pero como sea, se arreglará este problema, yo lo sé, algo me lo dice.

Afirmé con la cabeza. Key sonaba optimista, algo extraño considerando su manera de reaccionar ante los problemas, pues siempre era muy intenso cuando las cosas le salían mal. En verdad que desde el día que me dijo que lo despidieron, lo veía de muy buen ánimo, como si lo hubiera tomado bastante bien. Además de que estaba curioso, él me contó el domingo, mientras ordenábamos el departamento, que había conocido a Jonghyun, el vecino cantante de la 230, me dijo que le había agradado, así que yo tenía curiosidad por conocerlo también, aún no lo había visto, lo único que conocía de él era su canto, que en verdad era bastante bueno.

–Anda Minnie –Me dijo de pronto al ver que me había quedado callado–, termínate tu desayuno –Agregó sonriendo, yo asentí y me dispuse a terminarlo.



Taemin acabó de desayunar muy pronto, como siempre, yo era quien se quedaba atrás en cuanto a la comida, puesto él era una máquina de comer que nadie podía con ella. Se levantó a lavarse los dientes y tomó una mochila negra justo antes de dirigirse a la puerta, yo lo acompañé para despedirme de él.

–Suerte, mi pequeño –Le dije sosteniéndole la cara, dispuesto a tomar el papel de mamá al que me había acostumbrado al estar con mi primo–. Te irá muy bien, ya lo verás, saldrás en un video musical muy pronto y entonces nos olvidaremos de nuestra miseria.

– ¡No exageres Hyung! –Refunfuñó con los cachetes inflados, yo me reí.

–Estoy bromeando, tonto –Comenté jalándole una de sus mejillas–. Vete con cuidado.

–Lo haré –Respondió, empezando a alejarse–, y volveré así también, no te preocupes Umma.

Sonreí al verlo dirigirse hasta las escaleras, éste niño de verdad que no había cambiado nada, seguía llamándome Umma a pesar de que sabía que eso me molestaba. Supongo que ya me había acostumbrado, así que esta vez en lugar de enojarme me causó gracia, después de todo era cierto, yo lo veía como mi hijito, y más ahora que vivíamos juntos.
Estaba dispuesto a entrar para continuar con mi desayuno, cuando de pronto, la puerta del departamento 230 se abrió, y no pude evitar dirigir mi mirada hasta allí, observando cómo de aquel apartamento salía un chico que no era precisamente aquel que conocí, era un poco más alto, con cabello castaño claro, y un poco largo, cayendo por ambos lados de su rostro; pude ver cómo salía con rapidez para dirigirse hasta las únicas escaleras que había por el pasillo, justo del lado contrario del que yo me encontraba, a un costado del apartamento de Jonghyun. Pronto noté cómo él fue el segundo en salir, con una mochila en manos, supuse que iría a la universidad, y de pronto recordé que yo también debía hacerlo. Iba a volver a meterme a mi apartado, cuando entonces él alzó su mirada, encontrándose con la mía. Lo primero que hizo fue sonreírme, y después extendió la mano para saludarme desde lejos, con alegría. Yo sonreí también, y lo saludé del mismo modo, extrañamente animado, pues de nuevo el chico me había contagiado de ése sentimiento de tranquilidad con su hermosa sonrisa… Era extraño.

– ¡Jong, corre que vamos a llegar tarde! –Interrumpió la voz del primer chico que había salido del apartamento, gritando desde debajo de las escaleras. Jonghyun hizo una mueca graciosa que expresaba su miedo, y me hizo una seña con la mano sobre lo mismo, para después despedirse y continuar con su camino, corriendo tras aquel otro chico, yo sólo atiné a sonreírle con ternura… Y entonces recordé que también se me haría tarde si no me arreglaba pronto para ir a la escuela.



Llegué a la academia y corrí lo más rápido que pude por las instalaciones, se me había hecho un poco tarde, ya estaban por ser las ocho de la mañana. Para mi suerte, al llegar al salón en el que se llevaría a cabo la clase, me sentí aliviado al ver que no había comenzado. Era un salón grande, de madera con enormes espejos en ambos extremos, había un número de aproximadamente doce personas cuando llegué, entre ellas Sulli y Eunhyuk, los chicos nuevos exceptuándome a mí. Se encontraban platicando entre ellos, así que al llegar yo, no dudé en dirigirme allí, puesto que no quería estar solo.

–Hola Taemin –Me recibió Sulli.

–Hola Sulli, hola Eunhyuk –Los saludé a ambos, quienes me sonrieron.

– ¿Qué hay? –Preguntó Eunhyuk–, ¿nervioso?

–Para nada…

–Esa es la actitud –Comentó efusivo, yo no había terminado mi respuesta.

–…creo.

– ¿Cómo que crees? –Exclamó Sulli riendo, Eunhyuk y yo hicimos lo mismo.

Estuvimos conversando los tres un rato, cuando de pronto dos chicas se nos acercaron, una de cabello largo y castaño, y otra de cabello más corto.

–Ustedes son los nuevos ¿cierto? –Preguntó la de cabello largo, nosotros asentimos, ella sonrió muy amablemente–. Hola, mi nombre es Sunyoung, pero me dicen Luna, y ella es Amber –Apuntó hacia la chica de cabello más corto, que tenía un poco de apariencia masculina por su manera de vestir, pero era linda aún así.

–Hola –Sulli fue la primera en saludar, toda gustosa–. Yo me llamo Sulli, ellos son Taemin y Eunhyuk –Se encargó incluso de presentarnos, nosotros simplemente sonreímos–. Entramos luego de la audición del sábado, ¿ustedes hace cuánto están aquí?

–Yo llevo seis meses, Luna apenas tres –Respondió la chica llamada Amber–. Todos aquí llevan más o menos el mismo tiempo, porque somos el grupo más nuevo después de todo.

–Ya veo –Dijo Sulli–. Y a todo esto… ¿cómo es?, me han dicho que es muy duro al principio.

–Y esa es la verdad –Contestó nuevamente Amber–. Aún por aquí se dice que si no tienes fuerza, no lo aguantarás. Muy pocos bailarines han logrado salir al éxito de esta academia, porque el resto se cansa o se lastima a medio camino, terminan optando por otra cosa.

–Eso no suena muy lindo –Murmuré algo asustado, Luna se rió con simpatía ante mi comentario.

–No te preocupes –Me dijo–, si en verdad lo disfrutas no resultará tan difícil, sólo es cuestión de agarrar el ritmo y aceptar de buena gana los consejos del instructor.

–Jung Yunho, ¿cierto? –Preguntó Eunhyuk, Amber asintió.

–Así es.

–El más duro, ¿verdad? –Agregó él nuevamente, riendo con nerviosismo. Sulli y yo nos miramos asustados.

–Pues sí, ¡pero no te fijes en eso! –Exclamó Luna moviendo su mano derecha, tratando de calmarnos de nuevo al ver nuestras caras llenas de intranquilidad–, de vez en cuando imparten clase los otros dos instructores… –Cierto, cuando oí eso recordé a las tres personas que estaban en el cuarto de paredes blancas cuando presenté mi audición, eran dos hombres y una mujer, e inmediatamente pensé que el más imponente de los tres era sin duda el coreógrafo Yunho.

–Si es quien yo creo –Comenté–, entonces ya lo conocí, él realmente da miedo.

–Pero es buenísimo en lo que hace –Mencionó Amber, Luna asintió de acuerdo con ella.

–Eso es muy cierto –Dijo, mientras que Sulli seguía asustada, seguramente se habría acordado de la audición, al igual que yo.

Traté de calmarme, después de todo no podía suceder nada malo si ya habíamos quedado en la clase, podíamos soportarlo porque fuimos escogidos para hacerlo. En eso pensaba yo, cuando de pronto dirigí la mirada hasta la puerta sin pensar, encontrando aquello que sin duda no esperaba encontrar… Era aquel muchacho de gran altura y cabello ondulado, que me había dejado sin habla la primera vez que lo vi. Allí estaba, entrando de pronto en el salón; yo sentí que el tiempo se detenía cuando mis ojos se toparon con su rostro. Me causó lo mismo que en ése instante, y no pude reaccionar hasta que vi que todos en la clase se comenzaron a ordenar en cuanto lo vieron, levantándose de sus rincones mientras que ése chico dejaba su mochila en una esquina, la esquina en la que se hallaban las bocinas del sonido, en un apartado especial. Entonces me desubiqué, ¿por qué se estaban acomodando todos?

– ¿Ese es el instructor Yunho? –Me atreví a preguntar una vez noté que entró a un pequeño cuarto dentro del salón, seguramente para sacar algo de utilidad. Yo estaba muy sorprendido, pero Amber se rió de mi cuestión.

–No –Dijo–. Ése es Minho, un alumno avanzado –Me explicó, así que ese era su nombre–. No sabría decirte cuántos años lleva aquí, pero cuando Yunho no puede venir, o lo remplaza otro instructor, o lo remplaza Minho.

–Es guapo –Comentó Sulli.

–Y tiene mucho talento –Susurró Luna, cuidando que no la escucharan–, pero es muy serio, fuera de la danza no se acerca a ninguno de los alumnos de esta clase, y según se dice ni siquiera en la suya propia lo conocen bien. Es muy cercano a los tres coreógrafos Yunho, Shindong y Boa, pero ninguno de los estudiantes le ha visto sonreír con sinceridad a alguien más.

– ¿Ah sí? –Exclamó Eunhyuk con tono indignado–. Conque señor talento, déjenme que le enseñe algo a ése tal Minho… –Y estuvo a punto de ir hasta él, pero se regresó luego de unos dos pasos, ya que estaba bromeando, Amber se rió ante esto, y añadió susurrando aún más bajo:

–Estudia fotografía y dicen que es muy bueno ahí también, así que es verdad cuando decimos que tiene talento, porque si él quisiera del baile se podría salir, porque para él es sólo un pasatiempo.

Yo estaba deslumbrado, escuchando con interés todas esas cosas sobre él mientras observaba en qué momento saldría del pequeño cuarto. Rápidamente salió con una gorra cubriendo sus cabellos, Sulli tenía razón, realmente él era muy guapo.
Se colocó frente a nosotros, y llamó nuestra atención con su voz, una voz profunda y gruesa, que al instante me hizo reaccionar.

–Como ya notaron, el instructor Yunho no pudo asistir, así que estaré aquí para reemplazarlo –Indicó justo antes de ponernos a calentar un poco, ése instante fue tranquilo, su voz era pacífica, pero una vez estuvimos lo suficientemente preparados, agregó cuestionando a la clase–. ¿Recuerdan lo que hicieron conmigo la vez anterior? –Todos los antiguos alumnos asintieron, él se limpió un poco el sudor que había en su cara con una toalla, y colgándola en su hombro agregó lo siguiente–. Quisiera que intentáramos más de eso.

–Pero Minho –Musitó Luna alzando un poco la mano–, hay tres chicos nuevos…

Minho le dirigió la mirada, y buscó a los rostros nuevos, seguramente no podría ubicarnos, porque no estaba acostumbrado a trabajar con nosotros, pero Sulli, que se hallaba en medio, no tardó en tomarnos a mí y a Eunhyuk de las manos, alzándolas al aire para indicar que éramos nosotros. Minho continuó con esa mirada seca, y justo antes de desviarla, agregó con total seguridad:

–Ellos pueden hacerlo.

Yo sentí algo extraño, era tan gélido pero atrayente al mismo tiempo, pero mis percepciones sobre él no hacían más que transformarse a medida que transcurría la clase. Pronto se acercó a la grabadora para iniciar una canción, si mi memoria no me fallaba al escuchar el inicio, era “Run it” del cantante Chris Brown. Ninguno de nosotros, los nuevos, comprendía lo que tendríamos qué hacer, pero el resto parecía entenderlo muy bien, y a juzgar por sus rostros, se veían emocionados. Yo no comprendí hasta que Luna susurró a mi costado.

–Cada clase con él es improvisada, obviamente. Es emocionante pero agotadora, ninguno sabe qué canción usará, así que tienes que seguir lo que él haga ¿Ok? –Yo asentí.

Tan pronto la música comenzó y Minho volvió a colocarse frente a nosotros, aunque ésta vez dándonos la espalda, el ritmo de mi corazón latió aún más rápido, pero no supe si fue por la agitación del baile, o simplemente porque me tenía apantallado, ése chico comenzó a moverse con una coreografía aparentemente… ¿improvisada? Si era así, no lo parecía para nada, sus movimientos eran tan perfectos, que en un inicio lo único que hice fue voltear hacia los lados, para ver qué hacía el resto. Los noté tan concentrados tratando de seguir sus pasos, que decidí echarle una mirada para ver si podría aprenderlo. Ninguno en la clase pudo seguirlo ni siquiera un poco, hasta que la canción se repitió y todo parecía facilitarse, ya habíamos visto los pasos una vez, ahora tocaba emplearlos como él. No voy a negarlo, era difícil, y él no se detenía en ningún momento, la canción era corta, así que cuando se repetía, Minho simplemente continuaba con los mismos pasos. Algunos chicos se rendían y terminaban tomando un descanso, parecía que ya estaban acostumbrados a no ser capaces de seguirlo. Sulli terminó rendida, y al ver que el resto lo hacía, ella decidió retirarse también.

Quedábamos ocho, entre ellos Eunhyuk, Amber y yo. Ya habíamos captado los pasos de Minho, y aunque no lo hacíamos como él, podíamos aplicarlos sin necesidad de tener la vista puesta sobre su cuerpo. La canción se repitió de nuevo, algunos se estaban cansando, yo continué tratando de perfeccionar mis movimientos, cuando de pronto noté cómo cambiaba una parte de su coreografía, esperando que hiciéramos lo mismo. Esto simplemente hizo que la dificultad aumentara, varios se quejaban, pero yo estaba tan emocionado, que no podía parar, quería intentarlo hasta lograr hacerlo como él. Eunhyuk suspiró en un momento, y se detuvo para mirarlo, entonces quiso tomar un descanso también. Quedábamos tres, él seguía cambiando los pasos, y llegó un punto en el que lograba escuchar las risas y expresiones de asombro de parte de los otros, no sabía cuánto tiempo había pasado, sólo sabía que quería perfeccionar lo que estaba haciendo, el ritmo y los tiempos ya los había captado, sólo me hacía falta prever los cambios de Minho en su coreografía.

Quedamos solamente dos, la canción se repitió, pero esta vez Minho no nos dio la espalda, se dirigió a nosotros y se puso a nuestro lado, empezando a bailar nuevamente. Parecía que lo disfrutaba tanto, que incluso creí ver su sonrisa de satisfacción y emoción en algún momento, parecía mucho más vivo y animado que en un principio, y esto no hizo más que aumentar mi entusiasmo.

Ya lo había sentido, al igual que el momento en que cambiara los pasos, ni siquiera noté cuando el último chico se había retirado, y en el centro sólo habíamos quedado Minho y yo, bailando la misma canción, con los pasos más difíciles que antes. La canción se repitió y él se cambió de lugar, quedando esta vez frente a mí. Así que esta vez, en lugar de ver enfrente mío al espejo del salón, lo que vi fue a Minho actuando como mi propio espejo. Me sorprendí de ver que hacíamos lo mismo, que la velocidad y la fuerza de nuestros movimientos era similar, pero el tenerlo frente a mí no fue muy beneficioso para mi baile, tenía sus ojos clavados en cada paso que yo hacía, y eso solamente me provocaba un extraño nerviosismo, me sentí capaz de poder imitarlo hasta que noté que su mirada me estaba alterando, entonces cerré los ojos, y cuando la canción iba a terminar, improvisé un paso, que me llevó a quedar en una dirección alejada de su mirada, creando un final completamente distinto al que él había ideado.

La canción se detuvo, y esta vez no hubo repetición de ella, lo que oí al haberla finalizado fueron los aplausos del resto de los chicos, pero en lugar de girarme para sonreírles, me incliné poniendo ambas manos sobre mis rodillas para tomar aire, había bailado sin parar, y estaba exhausto y nervioso, sobre todo por ése final tan tonto que había hecho al no ser capaz de soportar el modo en que ése chico me veía, pensé que lo había arruinado, sin embargo, pude sentir cómo una mano me daba un par de palmadas en la parte derecha de mi estómago, y entonces escuché su voz diciendo:

–Buen trabajo –Me estremecí pero alcé la cabeza, dirigiendo la mirada hasta esa dirección para ver si lo encontraba, pero al no verlo ahí, miré en la dirección contraria, entonces lo hallé ya de espaldas, encaminándose hasta la grabadora para detener la canción, que de nuevo se había repetido, pero yo ni siquiera lo había notado. Él tomó su mochila y fue hasta la puerta del salón, al tiempo que decía–. Tal vez puedan mostrarle esta coreografía a Yunho Sunbaenim la próxima clase –Se despidió alzando una mano–. Hasta luego –Y entonces salió sin siquiera mirarnos.

Me dejó atónito, mirando en esa dirección esperando no sé qué cosa, pero el ánimo y las felicitaciones que no recibí de él las recibí de mis nuevos compañeros, quienes me halagaban diciendo que había estado increíble, Sulli no podía parar de gritar emocionada. Yo reía ante sus palabras, y estaba tan contento de que dijeran tantas cosas tan positivas, pero no supe por qué, algo en mi interior no estaba completamente satisfecho. Quizá porque lo que quería escuchar de parte de ése muchacho era otra cosa además de “Buen trabajo”, me sentía decepcionado en el fondo… pero tan interesado que no podía negarlo, se acababa de ir, pero yo ya quería volver a verlo.

de nuevo :D